La más reciente orden del mandatario de Corea del Norte, Kim Jong-un, ha desatado la molestia de la población en la provincia de Pyongyang, tras decretar que solo los ricos podrán tener perros como mascotas.
Esta “extrema” medida emitida por Kim Jong-un de confiscar a los perros, se debe a que según en sus argumentos estos animales “representan la destrucción de occidente” y que es un “lujo burgués” contar con una mascota canina, donde solo los ciudadanos de alto rango pueden poseerlos.
Esto ha desatado un resentimiento en la ciudadanía de las clases más bajas, pues el destino que les depara a estos animalitos no es nada alentador. Se cree o teme que estos sean confiscados para terminar en el menú de un restaurante, siendo esto una gran posibilidad por la crisis alimentaria que el país enfrenta desde antes de la pandemia, donde más del 60% de la población padecía la escasez de alimentos, situación que se incrementó con la llegada del COVID-19.
De acuerdo a la información del medio surcoreano Chosun Ilbo, tras el decreto de la prohibición sobre la propiedad de mascotas impuesta por Kim Jong-un al llamarla “una tendencia contaminada por la ideología burguesa”, las autoridades de la provincia de Pyongyang en Corea del Norte, se enfocaron en identificar los hogares con perros de compañía, recurrieron a la fuerza para obligar a sus dueños para entregarlos.
En Corea del Norte la carne de perro es un platillo común, incluso existe una raza de perros que es criado como ganado para su consumo, que para cualquier otra parte del mundo suena como una medida descabellada.
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