Autora YASSGY0MIE
Capítulo 9
CHAN POV
El sofá empezaba a ser incómodo, no sabía que hora era, pero la luz entraba por los ventanales del salón de la casa que habíamos alquilado para la fiesta de JiSung.
Me había quedado dormido estirado en el sofá, YeJi estaba entre mi cuerpo y el respaldo del sofá, rodeando mi cintura con sus brazos y aún dormida.
Aparté algunos mechones de su frente y dejé un suave beso en su sien para comenzar a despertarla, como todos empezaban a hacer ya, ella se removió bajo mis brazos y gruñó un poco al despertarse.
-¿Qué hora es? – preguntó con la voz adormilada y subiendo sus manos por mi cuerpo hasta dejarla en mi cuello.
-No lo sé, tarde supongo – dije poniendo mi mano en la pierna que pasaba por encima de mi cintura y dejé que dejase un beso en mis labios.
-Hemos perdido a HyunJin y JaeMin – dijo JiSung desde alguna parte del salón.
-Mejor – dijo BeomGyu y YeJi sonrió un poco por aquello.
-Búscalos en la nevera o algo así, JiSung – propuso Lee Know desde el otro lado del sofá.
-Ahora, un momentito – dijo Han revolviéndose en el suelo donde estaba tumbado.
-Creo que se refiere al otro JiSung, tú eres Han – dije moviéndome para tumbarme boca arriba con la cabeza de YeJi apoyada en mi pecho, estaban todos tumbados por cualquier lugar.
-Los metí en el armario, no se callaban – dijo Jeno tumbado en una colchoneta inflable.
-Pues que se queden ahí un rato más – YuNa se revolvió en los brazos de su hermano mellizo.
YeJi y yo esperamos a que se fuesen levantando todos, estábamos cómodos ahí tumbados, me gustaba estar con ella y sentir su cuerpo pegado al mío, además tenía un suave aroma a vainilla que me encantaba y me atrapaba por completo.
-Hemos ido a por el desayuno, chicos – gritó HyunJin entrando por la puerta con dos bolsas en la mano y al lado de JaeMin.
-Que bien os cuidamos – dijo el otro sonriendo ampliamente.
-¿Estos dos no estaban en el armario? – preguntó RyuJin mirándolos con un ojo cerrado – porque podrían volver.
-Que agradable estás por las mañanas, cariño, todo un angelito – bromeó HyunJin sentándose en la mesa del salón.
-Nosotros salimos del armario hace tiempo – dijo JaeMin apretando los hombros de HyunJin – a mi me sacó el tonto del culo este – los apretó más y HyunJin hizo una disimulada mueca de dolor.
-Fuertes declaraciones – dijo YeJi riendo y sentándose en el sofá.
-Cuando digo que nadie se me resiste, nadie se me resiste – dijo HyunJin apuntándonos con el dedo – ni siquiera tú, cariño – le guiñó el ojo a RyuJin, que se dejó caer hacia detrás apoyando la cabeza en el abdomen de Jeno, el cual seguía tumbado.
Al final todos nos levantamos y nos sentamos a desayunar, mis vampiros necesitaban sangre para alimentarse, pero hacía unas horas, mientras los demás dormían, habíamos bebido de las bolsas así que aguantaríamos unas horas más.
-Toma, para la resaca – le puse una pastilla en la mesa a YeJi que la miró frunciendo el ceño.
-No tengo resaca – dijo ella con seguridad y reí.
-Sí que la tienes, ni siquiera puedes abrir bien los ojos – le acerqué un vaso de agua y ella al final se la tomó.
Yo saqué otra para Lia cuando me la pidió y mientras se la daba oí con mis sentidos de hombre lobo como alguien susurraba mi nombre y el de Jeno desde fuera de la casa, sabíamos quién era y que estuviese llamándonos no podía ser nada bueno.
Miré a Jeno de reojo que, como yo y los demás lobos, habían oído a JungKook llamarnos.
-¿Vamos al garaje a por más bebida? – me preguntó él para disimular.
Yo asentí y me fui con él, mientras caminaba hacia el garaje exterior, de donde venía su voz, conecté mentalmente con HyunJin para explicarle la situación y pedirle que controlase la situación, que los cazadores no se moviesen de ahí.
-JungKook – lo llamé cuando estuvimos en el garaje y abrimos la persiana mecánica.
Los colmillos de Jeno salían por su boca, preparado para cualquier situación que se nos pudiese presentar, ya que con JungKook no podía pasar nada normal y tranquilo.
-Hermanito – me llamó él apareciendo con un chico en sus brazos y con una chica a su lado, Momo, la que intentó atacar a ChaerYeong la otra noche – tus amigos los cazadores han matado a Jin – me lanzó el cuerpo del chico a los pies, tenía una flecha de madera y plata en el corazón y estaba medio quemado, lo suficiente para matarlo – huele a BeomGyu, fue él.
-¿Y qué? Sabéis que hay cazadores en el pueblo, si Jin no se la hubiese jugado estaría vivo – me crucé de brazos quedándome al límite de la puerta, para que ni él ni Momo pudiesen pasar.
-¿Desde cuando los vampiros y los lobos protegemos a cazadores? – preguntó él llevándose las manos a la cintura – ¿Y desde cuando nos acostamos con ellos?
-La historia evoluciona, JungKook, y tú se supone que deberías evolucionar con ella – lo vaciló Jeno a mi lado y JungKook rió con ironía, agachando su cabeza y metiéndose las manos en los bolsillos de los tejanos.
-Esto es lo que vais a hacer – levantó de nuevo la cabeza para mirarnos – sé que HyunJin y Lee Know pueden entrar en la casa de los cazadores, así que lo harán y me traerás la piedra lunar.
-Para hacerlo, tengo que matarlos a todos – le recordé.
-O que tus brujas rompan el hechizo – sonrió – no la cogéis porque no queréis, papá no estaría orgulloso de ti.
-Papá no está aquí – lo corté yo – no voy a entregarte la piedra lunar, JungKook, así que ya puedes ir matándolos a todos, uno a uno.
-Pero tendrás que pasar por encima nuestro primero – siguió Jeno apretando los puños a los dos lados de su cuerpo y pasándose la lengua por los colmillos.
-Perfecto, empezaré con HueningKai, que, por cierto, fue une pésima idea dejarlo solo – dijo retrocediendo unos pasos y yo miré a Momo jugar con su chicle – a ver cuanto tarda HyunJin en darse cuenta que su creación ha desaparecido y cuanto tarda en venirla a buscar.
Yo alcé el mentón mientras esperaba a que desapareciesen y escondimos el cuerpo de Jin en cualquier sitio para que los demás no lo viesen.
-Tenemos que ir a por HueningKai – me dijo Jeno cuando caminábamos por los pasillos para volver con los demás.
-Lo sé – dije en un largo suspiro y tirándome el pelo hacia detrás.
LEE KNOW POV
-Eres una tramposa – le grité a Lia apretando los botones de mi mando de la pley – soy de tu equipo, no me puedes encerrar.
-¿Cómo que no? – preguntó frunciendo el ceño y subiendo sus piernas sobre las mías – ¿y qué acabo de hacer?
Yo le pellizqué el muslo con fuerza y ella se retorció un poco mientras reía, cosa que aproveché a mi favor en el juego para salir de donde me había encerrado y seguir con la partida.
Llevaba toda la tarde con ella en el apartamento que habíamos alquilado para fingir que vivíamos en un piso de estudiantes. Después de desayunar con todos, recogimos la casa y le dije si se quería venir a comer al apartamento, así que comimos juntos, nos dormimos una siesta por su resaca y ahora solo jugábamos. Me encantaba estar con ella, y si no tuviese ganas de comérmela seguramente no hubiésemos dormido la siesta, pero mi impulso seguía ahí.
-No, aún no – me gritó cuando yo fui a disparar a nuestro último enemigo – espérame – me pellizcó la piel del costado y reí acabando la partida sin esperarla – que te jodan, Lee Know – bromeó ella dejando el mando en la mesita de centro donde yo tenía los pies apoyados.
-Va, no te enfades, es solo un juego – bromeé dejando el mío en el brazo del sofá – unas veces se gana, otras se pierde, no pasa nada – encogí mis hombros y ella me miró con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho, apoyando la cabeza en el otro brazo del sofá.
-Podríamos haber ganado los dos – me dijo señalando la tele con su dedo.
-Ya, pero es que los guapos siempre vamos un paso por delante – bromeé y ella me dio con su pie en mi pierna sin dejar de fruncir el ceño – No te enfades – le repetí sonriendo y tirándome hacia su lado para dejar mi cuerpo un poco apoyado en el suyo.
-No me enfado – sonrió un poco poniendo su mano en mi pelo – pero a la próxima te reviento la cabeza, que te quede claro.
-Me ha quedado clarísimo – reí apoyando la cabeza en su pecho y miré un número quince que tenía tatuado en números romanos justo encima de su escote, se escondía un poco en su camiseta de tirantes – ¿por qué un quince?
-Es mi número de competidora – me dijo sonriendo con orgullo y yo la miré esperando a que me lo explicase – siempre me ha gustado mucho bailar y me presenté a un castin para ser bailarina de competición, mi número era el quince y con ese número entré. Después el mismo quince era el número que me representaba como bailarina de competición – me explicó.
-¿Y ya no bailas?
-Lo dejé por el tiro al arco – encogió los hombros y se entretuvo con los mechones de mi pelo – pero no se me ha olvidado eso de bailar – sonrió.
-Entonces me vas a bailar un día, ¿no? – levanté la cabeza de su pecho y ella rió un poco.
-Que va, que vergüenza – negó con la cabeza.
-¿Por qué? Seguro que me gusta – le dije yo sonriendo.
-Si quieres te tiro al arco, se me da mejor – me aseguró dejando su mano en mi nuca.
-Me fío más de un baile – bromeé apartándole algunos mechones de pelo del pecho.
-Con un poco de suerte se me escapa y te da – me picó ella sacándome la lengua con gracia.
-¿Y quién se sentaría a tu lado en clase y te secaría la baba cada vez que me miras? – le saqué la lengua también, acercándome un poco más a ella – alguien tiene que ponerte cachonda en clase y si no soy yo no sé quién podrá ser – encogí los hombros.
-Alguna vez tendremos que resolverlo, ¿no crees? – alzó las cejas, sonriente.
-Ah, ¿eso es una petición de beso? – le pregunté poniendo mi mano en su fina cintura.
-Sí, pero tiene que ser rápido que me tengo que ir – dijo ella mirando el reloj del salón.
-Será solo un beso – le dije yo acercándome a sus labios.
La verdad es que lo arriesgaba todo a un beso, me arriesgaba a que saliera mi instinto animal y me la comiese ahí mismo, pero ya no aguantaba más, nos pasábamos todo el día tonteando entre nosotros y esperando a que alguno diese el paso, solo tenía que controlarme, concentrarme en controlarme, por favor.
Los labios de Lia sabían a menta, enseguida me gustó su sabor y la manera en la que besaba, lento y profundo, aunque los besos lentos no debieron durar mucho y se tornaron demasiado intensos de golpe, yo apreté un cojín con la mano que no agarraba su cintura y pensé en otra cosa que no fuese su sangre corriendo por sus venas, estaba excitándose, lo notaba, y su sangre corría con más velocidad.
-Joder, no quiero irme así – dijo ella sonriendo sobre mis labios.
-Tienes dos opciones – dije pasando mi mano por su abdomen plano – o confiar en que te quito el calentón rápido o irte caliente como una moto a entrenar con el arco – sonreí y dejé la mano en el borde de sus pantalones de chándal.
Ella, aunque no dijo nada con palabras, me sonrió y me besó contestándome igualmente.
Siguiendo el ritmo de sus besos pasé mi mano por su entrepierna por encima de la ropa y presioné un poco haciéndola suspirar en ese acto, volví a hacer aquello un par de veces más para excitarla hasta que ella me agarró la mano y la metió bajo sus pantalones.
Yo sonreí mordiendo su labio inferior, me gustaba ver cuanto deseaba que la tocase, me veía capaz de hacerlo sin comérmela, lo que no me iba a arriesgar era a que me tocase demasiado ella a mí.
-Estás congelado – dijo ella estremeciéndose un poco cuando metí la mano bajo su ropa interior y los dedos dentro de sus labios vaginales.
-Lo siento – dije yo empezando a mover los dedos en círculos sobre su clítoris.
Lia se acomodó mejor en el sofá, abriendo más sus piernas para mí, que cuando noté lo mojada que estaba empecé a mover más rápido mis dedos, frotando su clítoris con fuerza para después meter dos de mis dedos en su interior.
Ella gimió en alto y se agarró a mi bíceps con fuerza tratando de distraerse con mis labios, devorándolos con pasión y desenfreno mientras yo sacaba y metía mis dedos con velocidad, ella no tenía tiempo y yo sabía exactamente como hacerlo para que acabase rápido.
Disfruté de cada gemido que me regaló y cuando noté sus paredes palpitar en mis dedos, volví a ponerlos en su clítoris y a frotarlo hasta que el cuerpo de Lia se tensó y sus piernas se cerraron temblorosas.
-Lee Know – gimió apretando sus uñas en mi piel y mordiendo mi labio inferior con fuerza.
-Ya está – le dije yo sonriendo y sacando la mano de debajo de su ropa – ¿te ha gustado?
-Mucho – ella asintió con la cabeza sonriendo también y se abrazó a mi cuello.
-Se te va a hacer tarde – puse la mano en su cadera y besé sus labios.
-Voy al baño – dijo ella levantándose del sofá.
Yo asentí y dejé que se marchase, me levanté a lavarme las manos y a ponerme una camiseta y salimos los dos de casa, la llevaría a la suya y después me iría a la mansión de los vampiros.
Los cazadores estaban en la puerta, todos hablando y esperando a Lia para sus “entrenamientos”, la dejé allí y conduje mi moto hasta la mansión.
Al entrar, oí las voces de todos en a cocina y caminé hacia allí con prisa, el cuerpo me pedía sangre y un premio por no haberme comido a Lia.
-Hola – me saludaron todos cuando entré y abrí la nevera.
Yo los saludé con la cabeza y me llevé la bolsa a la boca para devorarla, sentirla correr por mi cuerpo era lo más satisfactorio del mundo, aunque no fuese la de Lia, que había estado evitando acercarme a su cuello en todo momento porque entonces sí que no lo controlaría.
-No me he comido a Lia – dije en alto y tirando la bolsa vacía a la basura, ellos me miraron con los ojos bien abiertos – sigue viva – sonreí orgulloso – no la he matado.
-¿Enserio? – preguntó Felix cogiendo otra bolsa de sangre.
-Os lo prometo, mañana irá a clase – le enseñé mi meñique a Chan, que me miraba sin creerme mucho – nos hemos liado y no me la he comido – le juré.
-Madre mía, no me lo creo – dijo él entrelazando nuestros dedos – han sido los trescientos cincuenta años más duros de mi vida – exageró.
-Estamos muy orgullosos de ti, caníbal – Han me revolvió el pelo con gracia.
-Ese es mi chico – HyunJin entró en la cocina con las manos en los bolsillos de la chaqueta de cuero y me guiñó el ojo – vámonos a por HueningKai.
-El hechizo no se debilita demasiado si muere HueningKai siendo vampiro – le dijo Chan sirviéndose de la sangre de ChangBin.
-¿Sabes lo que se debilita si no vamos a por él? – preguntó HyunJin serio – nuestra amistad.
-HyunJin – Chan pronunció su nombre en un suspiro y fue a advertirlo de algo.
-O venís conmigo o iré solo con los lobos – dijo HyunJin mirándolos a todos.
Todos soltamos un largo suspiro, cuando se le metía algo en la cabeza no había nadie que se lo quitase o lo parase y nosotros no podíamos dejarlo que fuese a una muerte casi segura solo, él siempre venía con nosotros sabiendo que podía morir en el intento, yo era incapaz de dejar a mi mejor amigo solo.
HYUNJIN POV
Llegamos a la enorme parcela que ocupaban los vampiros y lobos de JungKook, sentía la presencia de HueningKai ahí y también la magia negra de las brujas de G-IDLE en el ambiente, pero teníamos a BlackPink con nosotros y a Jennie, que era la mayor bruja negra que existía.
-Nosotros peleamos y tú vas a por HueningKai – me dijo Chan tirando su cigarro al suelo – está en el sótano, lo huelo.
-¿Y a qué huele? ¿A tonto? – preguntó Jeno con una irónica sonrisa en sus labios y olfateó – ah no, a inútil.
-Como vuelvas a insultar a mi vampiro te pego – lo amenacé señalándolo con el dedo.
Él rodó los ojos y también tiró su cigarro al suelo.
Miré a Jennie, que se colocaba bien el pelo hacia un lado y se acercaba a la puerta de la parcela, con un simple gesto, tocando la madera con los dedos, quitó el hechizo de las brujas de G-IDLE y pudimos entrar en la parcela, ahora tendría que ingeniármelas para que me inventasen a entrar en esa casa, iría con Jennie, a ver si ella podía hacer algo.
JungKook fue el primero en salir de la casa y mirar a Chan con sus largos colmillos y los ojos inyectados en sangre, dispuesto a atacar a su hermano.
Yo me escabullí hasta una de las ventanas de detrás junto a Jennie.
-Vamos – dije abriendo la ventana y esperando a que hiciese de las suyas – recuerda que eres una crack, nadie puede contigo, eres la mejor – la animé yo mirándola y asintiendo con la cabeza esperando a que hiciese algo.
-Puedes pasar – dijo ella frunciendo el ceño y tocándome el brazo tatuado – está abierta para ti – me aseguró.
-¿Qué? – pregunté sorprendido y metiendo mi brazo dentro de la ventana, tenía razón, no había nada que me lo impidiese – ¿tú te crees? Soy tan increíble que hasta me pertenece esta casa – bromeé metiéndome dentro de un salto.
-Es muy raro, HyunJin, ves a por HueningKai – dijo ella mirando la magnitud de la casa.
A mi también me pareció extraño porque para que yo pudiese entrar me deberían haber dejado entrar o que la casa me perteneciese, pero no tenía tiempo para dar muchas vueltas a la cabeza, solo para buscar a HueningKai.
Seguí mi intuición, lo sentía cerca en aquel sótano, solo tenía que encontrarlo rápido, antes de que alguien supiese que estaba ahí.
Llegué a una puerta cerrada y vi las llaves colgadas al lado, las cogí, las metí en la cerradura y abrí la puerta, todo estaba oscuro, pero mis ojos se acostumbraron al instante y localicé a HueningKai en una esquina, escondiendo la cabeza en sus rodillas y sollozando.
-HueningKai – corrí hacia él y me agaché delante suyo – oye – agarré sus brazos – soy HyunJin – le dije tratando de que me mirase.
-Sácame de aquí – me suplicó agarrándome las muñecas con fuerza.
-A eso vengo – dije sonriendo y buscando entre el matojo de llaves la que abría el candado que lo tenía atado al suelo – ¿te han hecho algo?
-Me han quemado con la luz del sol – me dijo sorbiéndose la nariz – hace unas horas.
-¿JungKook? – le pregunté yo probando todas las llaves posibles.
-Sí – se pasó el puño por la cara.
-Vale, ya está – me puse en pie y lo levanté conmigo para envolverlo con mis brazos, estaba muerto de miedo, temblaba bajo mis brazos y lo entendía, aunque estuviese curado, habían estado quemándole la piel y era la peor de las torturas para los vampiros.
-Querían que los dejase entrar en mi casa – me explicó agarrándose a mi camiseta.
-Lo sé – dije acariciando su cabeza – pero ya está, voy a llevarte a la mía y estarás bien, no te voy a volver a dejar, ¿vale?
-¿Me lo prometes? – me preguntó como si fuese un auténtico niño pequeño.
-Claro, tío, que soy tu padre coño – sonreí y dejé un beso en su pelo – vámonos – le agarré la mano y tiré de él conmigo.
Jennie y Jeno nos esperaban en la puerta, la pelea seguía ahí fuera y HueningKai atravesó todo el jardín para ponerse a salvo con JiSoo mientras nosotros lo cubríamos y protegíamos y nos retirábamos antes de que hubiese muertos.
-¿Dónde crees que vas, niñato? – la voz de JungKook se interpuso en mi camino, igual que su mano atravesando mi pecho y agarrándome el corazón.
Yo suspiré y lo miré fijamente, sintiendo sus dedos rodeando mi corazón, a un solo movimiento de arrancármelo y acabar conmigo de una vez por todas. Pero en sus ojos no vi odio hacia mí, ni un poquito, es más, puede que incluso viese añoranza y pena.
-Arráncamelo, JungKook – lo animé agarrando su muñeca – pero hazlo ya, vaya a ser que de tanto mirarme te engatuses de mi belleza – bromeé sonriendo un poco.
Él se mordió el labio inferior con fuerza, clavándose sus propios colmillos y haciéndose sangre que cayó por su barbilla. A mi me dolía el cuerpo, cada vez apretaba más mi corazón y este palpitaba con más fuerza bajo su mano, ni siquiera sabía cómo estaba de pie.
-Vete de aquí – dijo con dureza y sacando su mano llena de sangre de mi pecho.
Yo cogí aire profundamente sintiendo como todo volvía a su sitio y el corazón recobraba su latido habitual.
-Vete – repitió – antes de que me arrepienta – me gritó.
-Vale, tío, no me grites – le dije retrocediendo unos pasos – que humor, coño – me di la vuelta y corrí con HueningKai y los demás.
Me giré una vez más a mirar a JungKook y todos los suyos, que también nos miraban esperando a que nos fuésemos.
No entendía absolutamente nada, pero agarraba la mano de HueningKai con fuerza por si acaso, primero había podido entrar en su casa y después había decidido no matarme aún pudiendo hacerlo sin ningún problema, habría sido rápido y habría acabado con uno de los mejores vampiros, pero había decidido que no y eso era de extrañar.
Al llegar a la mansión, me metí en la habitación con HueningKai y lo dejé darse una ducha en mi baño mientras yo me quitaba la ropa y me quedaba con unos pantalones cortos de chándal.
-Hoy, HueningKai, es tu día de suerte – le dije cuando salió del baño con mis pantalones puestos – vas a dormir con el grandioso HyunJin – bromeé apartando las sábanas de la cama y sentándome en un lado.
-Me han quitado el anillo de día – me dijo enseñándome su mano.
-Tranquilo, las brujas te harán otro – sonreí – ¿estás bien? ¿te duele algo?
-Tengo mal cuerpo desde las quemaduras – se dejó caer en el otro lado de la cama – parece que me haya pasado un puto camión por encima – exageró.
-Intenta descansar, HyunJin estará a tu lado, no te va a pasar nada – le aseguré tapándolo con el edredón – duerme, mi niño – le dejé un beso en la frente y él sonrió débilmente acurrucándose mejor.
Yo acaricié su cabeza una vez y me quedé sentado en la cama mirando el móvil y contestando algunos mensajes.
-HyunJin – Chan entró en la habitación hablando flojito y caminando hacia mí – ¿qué coño ha pasado?
-No lo sé – admití encogiendo los hombros – podría haberme matado, esperaba que me lo dijeses tú, que eres su hermano, máquina.
-No tengo ni idea – negó con la cabeza – ¿alguna vez has entrado en esa casa?
-Es la primera vez que la veo en mi vida – le aseguré y ambos miramos a HueningKai – se va a quedar.
-Lo sé – dijo él en un suspiro – que descanse, tú también e intenta pensar en que coño está pasando.
-Mi coeficiente intelectual es muy limitado, chaval, y me tengo que concentrar en mantener los músculos – hice fuerza con mis dos brazos y él me enseñó el dedo del medio para mandarme a la mierda y se marchó de la habitación – en esta casa nadie me quiere ni me respeta – susurré apagando las luces y tumbándome en la cama.
-Yo sí, pringado – me dijo HueningKai dándome la espalda.
-Gracias, mi niño – le dije riendo.
-¿Me puedes abrazar? Me da miedo la oscuridad – dijo agarrando mejor sus sábanas.
-No le digas eso a Jeno jamás – sonreí girándome para abrazarlo por la espalda – ¿Cómo le puede dar miedo la oscuridad a un vampiro?
-No me acostumbro a ser un vampiro aún – admitió él encogiéndose bajo mis brazos.
Yo suspiré y me acomodé con él, que no tardó en quedarse dormido, igual que yo
Continuara…
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