TAEMIN P.O.V
Nada más despertarme, SeHun ya estaba dando por culo peleándose con Lisa por yo que sé que les había pasado el día anterior y ninguno había pasado página. Yo me vestí, con tranquilidad, y salí de mi celda en dirección al comedor, para desayunar, era el primero del grupo en llegar, como siempre, pero Lucas llegó enseguida y se sentó a mi lado.
-Buenos días – me saludó cuando yo me llevé la taza a los labios – quiero hablar contigo, TaeMin, sobre algo muy importante – me dijo serio, y supe que no se refería a nada sobre el plan, sino a algo más privado y personal.
Dejé la taza en la mesa, carraspeé y lo miré con las manos entrelazadas sobre la mesa.
-Dime – lo invité a hablar y él miró detrás de mí como Mark y Ten llegaban con nosotros.
Lucas miró su taza de café y suspiró molesto, porque parecía que lo que quería decirme era solo a mí y con ellos delante no iba a decirlo, yo volví la vista al frente y los que quedaban se sentaron frente a nosotros. Todos empezaron a hablar entre ellos y yo solo me limité a beberme el café y a comerme las tostadas duras.
-Yo no fui quién hizo eso – rió Kai mirando a Ten, en la otra punta de la mesa, a mi lado.
Yo levanté la cabeza para mirar al moreno de Kai, que se había teñido de negro el mismo día que BaekHyun lo hizo de rosa y TaeYong de rojo. Estaba guapo, Kai siempre estaba guapo, incluso cuando besaba, porque la noche anterior, mientras nos besábamos, abrí los ojos para mirarlo.
Me quedé mirándolo mientras sonreía escuchando lo que Ten le decía y todos lo miraban esperando a que Kai se defendiese pero no podía, porque Ten tenía razón, así que todos rieron con él y Kai tuvo que admitir que se estaba equivocando.
-TaeMin – BaekHyun, sentado justo frente a mí, me nombró y se hizo el silencio en la mesa – ¿bajaremos hoy al subsuelo?
-Sí – contesté yo – necesito que vengáis tres como máximo conmigo.
-Iré yo – se ofreció él mismo.
-Y yo – dijeron Kai y Mark al unisón.
-Perfecto, estaremos un buen rato abajo buscando la salida a un sitio que encontré – los informé.
-Los que nos quedemos arriba podemos encargarnos de cambiar las dosis de JungKook – propuso Lucas.
-Sí – TaeYong asintió – nosotros nos encargaremos de eso.
-Bien – suspiré y sacudí la cabeza, porque me dolía horrores – voy a darme una ducha – cogí la mano de Ten para mirar su reloj – en veinte minutos en mi celda, antes de que SeHun acabe de desayunar – dije mirándolo desde lejos, DaHyun nunca pisaba la celda y Lisa si iba a alguna era a la de Jennie, el único que pasaba tiempo ahí dentro era SeHun.
Todos asintieron y yo me marché al vestuario, vacío porque todos estaban en el comedor aún. Me metí un largo rato bajo el chorro de agua fría, tenía los músculos muy tensos, tanto que incluso me costaba cerrar las manos en dos puños, necesitaba mi medicación con urgencia.
Al salir me enredé la toalla en la cintura y me eché el pelo mojado hacia detrás, salí de las duchas y me senté en un banco del vestuario, con los codos en mis rodillas y las manos en la cabeza, apretándomela, como si así fuese a cesar el dolor.
-TaeMin – la puerta se abrió dejando pasar a TaeYong, que caminó hacia mí con las manos en sus bolsillos y yo levanté la cabeza para mirarlo – ha llegado lo que me pediste, sé que ha tardado un par de días más, pero tuvimos problemas para meterlo – sacó de su bolsillo los tres botecitos de plástico, blanco, transparente y naranja, y los puso en la palma de mi mano.
-Gracias – dije yo dejándolo a mi lado en el banco – el dinero está en mi celda, cógelo.
-Da igual – negó con la cabeza – no te molestes.
-Bien – sonreí ampliamente agradeciéndole el favor y él simplemente volvió a marcharse.
No esperaba que me saliese gratis y seguramente no fuese así, seguramente pediría algo a cambio pero el plazo de pago también era limitado.
Abrí los botes y cogí una pastilla de cada uno, me las metí en la boca y me las tragué de golpe, sin agua ni escrúpulos aunque me rasgasen la garganta. Me vestí con lentitud, mientras esperaba a que hiciesen efecto, por suerte eran rápidas y tardaron solo unos minutos en hacerme sentir mejor.
Después me dirigí hacia mi celda, dónde ya me esperaban BaekHyun, Kai y Mark.
-Llegas tarde – dijo BaekHyun levantándose de mi cama dónde estaba sentado.
Yo solo sonreí un poco, no soportaba la impuntualidad, eché la sábana en la puerta y moví la litera.
-Los de fuera deben pensar que nos montamos tres orgías al día entre nosotros – bromeó Mark haciendo reír a BaekHyun y Kai.
-Bajad – dije yo mirando el agujero.
El primero fue Mark, después BaekHyun, Kai y el último yo, TaeYong se encargó de colocar bien la litera de nuevo y nos dijo que cuando estuviésemos lo llamásemos por el móvil de BaekHyun.
-¿Por dónde vamos? – me preguntó Kai poniéndose a mi lado.
-Por aquí – empecé a caminar por el lado contrario al que fuimos cuando teníamos que entrar en el otro edificio.
Me resultaba muy extraño ese subterráneo, era como si estuviese todo preparado para que nosotros saliésemos de esa cárcel, había demasiadas cosas, demasiados caminos y salidas y no podía negar que no me pintaba del todo bien.
Ellos estuvieron todo el camino hablando y bromeando entre ellos, yo no me metí mucho porque debía llevarlos por el camino correcto y debía tenerlo bien claro, sino sería una pérdida de tiempo que no podíamos permitirnos.
-Es aquí – dije cuando llegamos a un saliente del pasillo que acababa en una sala bien iluminada con fluorescentes blancos, era rectangular, de unos seis metros de largo y cuatro de ancho.
-¿Y qué? – preguntó Mark mirando a su alrededor.
-Que hay que tirar esta pared abajo – dije colocándome en la pared más larga que había – porque detrás de esta pared hay otro camino y luego otro y otro, así hasta que salgamos de aquí – golpeé un par de veces la pared para comprobar que estaba hueca y un sonido electrónico, y no del teléfono de BaekHyun, hizo eco por la habitación – quietos – dije enseguida girándome a mirarlos.
Todos se habían quedado paralizados, Mark estaba a escasos centímetros de mí, Kai apoyado en una pared lateral con la mano bajo la sudadera para rascarse el pecho y BaekHyun en medio, con las manos en alto y mirándome mordiéndose el labio.
-Es BaekHyun – Kai se separó de la pared mientras le miraba los pies y BaekHyun cerró los ojos – no te muevas.
-No, claro que no me muevo – dijo él en un murmuro.
-Está pisando una placa que está hundiéndose – Kai se colocó a su lado y Mark y yo observamos lo que pisaba, había uno exactamente igual al otro lado de la sala.
-¿Qué es? – preguntó Mark separándose de mí.
-Una alarma o peor – dije yo.
-Una puta bomba, ¿me estás jodiendo? – BaekHyun bajó los brazos con cuidado y yo suspiré.
-No sabemos lo que es – Mark negó con la cabeza.
-Deberíamos llamar a Ten – dijo Kai mirándome.
-Y a Lucas – dije yo acercándome a BaekHyun para meterle con cuidado la mano en el bolsillo del pantalón y sacar su teléfono – quedaos aquí con él, no piséis la otra placa – los advertí – y tú no te muevas ni un milímetro.
BaekHyun negó con la cabeza y yo salí de allí, retrocediendo todo el camino de diez minutos que habíamos hecho para salir de allí, llamé a TaeYong, que me sacó de allí agarrándome de la mano y tirando hacia arriba.
-Lucas y Ten, ¿dónde están? – pregunté anda más salir.
-Aquí – Ten asomó la cabeza por detrás de la sábana, desde el pasillo.
-Bajad conmigo, los tres – ordené.
Ellos, algo confusos y tal vez alertados por mi tono, bajaron al subterráneo y volvimos al sitio dónde estaban ellos esperándonos, TaeYong solo frunció el ceño y Ten y Lucas se miraron sin saber para que los quería abajo conmigo.
-¿Qué coño estoy pisando? – preguntó BaekHyun sin girarse a mirarlos.
Yo les hice un gesto con la mano para que se aproximaran y ellos dos se colocaron al lado de BaekHyun, que ya empezaba a sudar de lo angustiosa que le estaba resultando la situación.
-No sé como decírtelo para que suene suave – Lucas se agachó y se pasó la mano por el pelo – como te muevas explota – suspiró – es una JZ33, una mina antipersona.
-Que guay – dijo BaekHyun – era justo lo que quería hacer hoy, morir – suspiró.
-Cálmate – rió Lucas – creo que puedo desconectarla – lo miró sonriente – navaja – nos enseñó la palma de la mano y todos se miraron como si con ellos no fuese la cosa.
-Chicos – sonreí cruzándome de brazos, esperando que el primero pusiese su arma en la palma de la mano de Lucas.
-Vale – Kai suspiró y le dio una navaja, no fabricada por él como el cepillo de dientes de BaekHyun.
-Apartaos un poco – nos pidió Lucas para que le dejásemos espacio.
-Christian Grey, no la cagues – le pidió BaekHyun.
-Tranquila, Anastasia – bromeó Lucas apodándolo como la protagonista y pareja de Christian Grey en la saga – además, tú te quedas sin pierna pero yo sin cara, no nos conviene a ninguno que esto explote – dijo observando con atención la placa que BaekHyun pisaba.
Esos dos necesitaban con urgencia solucionar sus tensiones sexuales porque ya estábamos hartos de verlos tontear.
Miramos como Lucas metía la punta de la navaja por una rejilla de la placa para tratar de desconectarla, él sabía lo que se hacía, yo solo lo miraba cruzado de brazos, con todo el equipo detrás de mí, si explotaba saldría yo también herido pero debía mostrarles mi confianza y mi seguridad.
-No puedo – Lucas apartó la navaja – las JZ33 son bombas conectadas a alarmas, si desactivo la bomba sonarán millones de alarmas, nos habrán pillado y adiós fuga – se puso en pie y le devolvió la navaja a Kai.
-¿Y qué hago? Porque si me muevo explota e igualmente nos pillarán y yo moriré – dijo BaekHyun subiéndose un poco los pantalones para que no tocase el borde las zapatillas.
-Hay otra opción, la electricidad, en cuánto se vaya, podrás salir de ahí porque tanto las bombas como las alarmas estarán desconectadas – nos explicó Lucas.
-Pero nosotros no podemos acceder al panel de electricidad – dijo Ten frotándose la mejilla con preocupación.
-Pero si se va por la noche – dije yo – a las 03:45 de la madrugada.
-¿Pretendes que esté aquí más de quince horas esperando a que se vaya la electricidad? – me preguntó TaeYong señalándolo y mirándome como si estuviese loco.
-¿Tienes un plan mejor? – lo miré desenredando mis brazos y él negó con la cabeza – BaekHyun.
-Sí, que sí – dijo sin dejarme hablar – no puedo moverme ni un milímetro, sí – suspiró – lo pillo – se pasó la mano por el pelo – joder – susurró.
-Hay algo más – me tiré el flequillo húmedo hacia detrás – el conducto calefactor, en unas horas no podrás ni respirar de el calor que hará aquí.
-No estás mejorando mi ánimo, TaeMin – dijo él sin mirarme, tampoco podría porque estaba de espaldas a mí – pero está bien, aguantaré, pero vosotros iros.
-¿Seguro? – pregunté yo.
-Seguro – dijo con contundencia, se notaba que empezaba a enfadarse – empezad a recoger material para tirar esta pared cuando salga de aquí.
-Te traeremos algo de comer – dijo Mark en un suspiro.
-Vamos – les hice un gesto con la cabeza a los demás para que nos marchásemos.
-Yo me quedo con él, pensaré a ver si hay otra opción – Lucas se sentó en el suelo frente a él y apoyando la espalda en la pared – además, quiero ver como al de la cara de niño guapo le vuela la pierna por los aires en cuanto se mueva – bromeó sonriendo.
-No te pego un puñetazo porque no puedo, colega – lo amenazó BaekHyun mirando al techo.
Yo le di el teléfono a Lucas y nos despedimos de ellos para después volver a subir y ponerlo todo en orden ahí arriba.
TAEYONG P.O.V
Abrí la chocolatina que me había reservado en el almuerzo, apoyé los codos en mis rodillas estando sentado en el suelo del patio, en una esquina y solo, no tenía ganas de estar con nadie, tenía problemas que solucionar detrás de esas rejas y además, dentro, el plan pendía de un hilo. No entendía esa facilidad de estar tan tranquilos los demás, Kai y Mark fumaban juntos, sentados en la otra punta mientras hablaban. TaeMin y Ten estaban sentados en el banco de siempre, frente a nuestra mesa, ambos conversaban animadamente y reían juntos, y a cada minuto que pasaba estaban más cerca y la mano de TaeMin descansaba sobre la pierna de Ten, este jugaba con los dedos del primero y él se dejaba.
Yo fruncí el ceño, porque realmente creía que TaeMin estaba enrollado con Kai, pero del lunático ese no podía esperarme nada.
-Hola – noté la presencia de JaeHyun a mi lado, sentarse conmigo y cruzar sus piernas.
-Qué – dije en un suspiro y sonando algo seco, él me dio un sobre y agachó la cabeza hacia el suelo.
Yo lo abrí y saqué una foto del chico al que buscábamos, semidesnudo, en una habitación mugrienta solo con un colchón en el suelo desgastado, atado con una cadena al tobillo para que no se moviese demasiado y hecho una bola para evitar que saliese su cara en la fotografía.
-¿Cómo la has conseguido? – le pregunté devolviéndosela y quitándole el cigarro recién encendido que tenía entre los labios.
-Es mi correo de hoy – tragó saliva – la envía Jackson, como un aviso.
-No sé que pretende – murmuré.
-Que digamos dónde está JinYoung – se guardó el sobre en el bolsillo de la sudadera.
-Está quemado y a saber dónde están las cenizas – me encogí de hombros y él giró la cabeza para mirarme.
-No intentes actuar como si no te importase una mierda haber visto esa foto, TaeYong – me recriminó y yo apreté los dientes – que te intentes deshumanizar no sirve de nada y menos si se trata de él.
-Hazme un favor y vete, JaeHyun – suspiré y él frunció el ceño.
-Vale – contestó algo cabreado – pero como no hagas algo rápido, lo haré yo – me amenazó poniéndose en pie.
-Tú te vas a quedar quieto – él rió con ironía y me miró desde arriba – JaeHyun, soy tu jefe y vas a hacer lo que yo te diga – le dije autoritariamente.
Él solo negó con la cabeza y se marchó enfadado. No podía dejar que JaeHyun actuase por sí solo porque realizando planes en solitario era un puñetero desastre, efectivo pero destructivo, aunque lograse el objetivo, lo desmontaba todo a su paso, no le importaba nada porque para él, el final justifica los medios, y a la mafia de NCT127 ya nos había jodido muchas veces por su cabezonería de mierda.
Me levanté del suelo, me sacudí los pantalones y caminé hacia Ten y TaeMin, que se callaron cuando llegué y me miraron sonrientes, esperando a que dijese algo.
-Ten, necesito que me hagas un favor – apoyé las manos en la mesa y me incliné un poco – que encuentres a alguien.
-¿A quién? – preguntó él soltando la mano de TaeMin.
-Jackson Wang – dije yo y él frunció el ceño – ¿podrás?
-Está en Rumanía – dijo de un suspiro y fui yo quién frunció el ceño esa vez – almenos hace doce horas lo estaba.
-¿Cómo lo sabes? ¿Lo conoces?
-No, me pidieron que buscase su ubicación – contestó él con tranquilidad.
-¿Quién?
-Yo no soy ningún chivato, tío – rió un poco.
-No me jodas, Ten – ladeé un poco la cabeza y nos miramos fijamente, yo intentando que sus ojos me dijesen quién era y él vacilándome, porque no me lo iba a decir y se divertía de mis ansias de saberlo, pero fuimos interrumpidos a los pocos segundos.
JungKook se sentó frente a TaeMin, poniendo una tabla de ajedrez en la mesa y empezando a colocar las piezas, JungKook con nosotros no podía significar nada bueno.
-¿Sabes jugar? – miró a TaeMin sonriendo y yo me senté al lado de JungKook, para estar alerta.
-Claro – TaeMin sonrió y se puso recto – empieza tú, por favor – se cruzó de brazos sobre la mesa y yo lo hice con los codos.
Ellos empezaron una partida silenciosa, sin mediar ni una palabra y si algo sabía de TaeMin era que él iba a esperar a que JungKook hablase el primero. Ten y yo miramos disimuladamente a nuestro alrededor para confirmar cuantos presos nos estaban vigilando, contábamos cuatro a la derecha y tres a la izquierda, ahí había gato encerrado.
-¿Eres tan bueno jugando al ajedrez como en la vida real? – preguntó al fin JungKook, rompiendo el hielo.
-No, la verdad es que no – contestó TaeMin comiéndose el caballo de JungKook y sacándolo del tablero – si no, no estaría aquí.
-¿Dónde aprendiste a jugar? – preguntó de nuevo JungKook pensando su propio movimiento.
-En el instituto y en la facultad, jugaba cada lunes por la tarde y los domingos iba a campeonatos – explicó TaeMin sonriente – ¿y tú?
-Me enseñó mi padre – contestó en un suspiro – jugábamos cada día antes de ir a dormir, él me enseñó los movimientos más ágiles – se comió al rey de TaeMin y este sonrió más ampliamente – ¿y sabes que me dijo?
-Ilumíname, me interesa –
-Que hay que mirar ampliamente el tablero, con todas las piezas sobre la mesa, tener una visión abierta y tener controlado todos y cada uno de los peones, por muy imprescindibles que parezcan – explicó JungKook con tranquilidad – y también es aplicable a la vida real, ¿sabes? Siempre hay que tener controlados a todos los peones y hoy no los tengo muy bien localizados.
-Supongo que hablas metafóricamente – TaeMin alzó la mirada para observarlo fijamente.
-Me faltan dos peones, Lucas y BaekHyun – lo miré de reojo cuando dijo eso y me metí las manos en el bolsillo de la sudadera para agarrar el pincho.
-No me había dado cuenta de su ausencia – TaeMin miró a su alrededor, como si los buscase.
-Creía que erais amigos – JungKook frunció el ceño.
-Lo somos pero yo no controlo a mis peones, porque mis peones son capaces de controlarse solos – volvió la vista hacia él y mientras JungKook lo retaba él se mostraba con su tranquilidad de siempre – no sé, estarán follando en alguna esquina, ¿qué te importa dónde estén el terrorista y el asesino?
-Simple precaución – JungKook alzó un poco el mentón y TaeMin sonrió con ironía.
-Ya – lamió sus labios y bajó la mirada al tablero – en vez de vigilar y controlar tanto a tus peones, te aconsejo que vigiles mejor a tu reina – dijo matándola con la suya – jaque mate, JungKook – se echó hacia detrás mirando el tablero victorioso y yo entendí el doble sentido a la frase, sus peones éramos nosotros, la reina era JungKook, y él entendió que la amenaza iba para él.
Ambos se miraron pero mataba más la tranquilidad e indiferencia de TaeMin que el enfado de JungKook, que tardó poco en levantarse e irse con Momo, que estaba sentada sobre una mesa y llamándolo.
-Sospecha – dijo Ten cuando estuvo seguro de que no lo escuchaba.
-Demasiado – dije yo mirando a TaeMin.
-Que sospeche todo lo que quiera – se encogió de hombros – no me da ningún miedo JungKook.
-¿Y si se entera de nuestra fuga? – pregunté rascándome la barbilla, debía afeitarme.
-Pues lo matamos – dijo llevándose un cigarro a los labios.
Era una propuesta tentadora y a la vez que fácil, matar no era ningún reto para nosotros, para ninguno.
BAEKHYUN P.O.V
Llevaba diez horas de pie, sobre una bomba que al más mínimo movimiento de mi pierna podía estallar, ni siquiera la sentía ya, tenía ambas muy cargadas y la sensación de que en cualquier momento me caería al suelo pero la bomba estallaría. Según Lucas, que era un experto en este tipo de cosas, solo perdería una pierna y tendría algunos rasguños pero no me mataría, o no debería, y yo no sabía que era peor, si ir cojo o estar muerto.
Lucas estaba sentado en el suelo, apoyado en la pared y a un par de metros de mí, llevaba ahí las diez horas, los chicos nos habían bajado comida y a él su libro, 50 sombras de Grey, el cual leía con entretenimiento cuando no se dedicaba a darme por culo.
A la situación teníamos que añadirle los conductos de la calefacción, que estaban encendidos y eran abrasadores, estaba empapado de sudor y las gotas caían por mi nariz, igual que Lucas. En ese momento él leía y estaba algo más tumbado, con la camiseta quitada y una mano en su pecho, yo debía admitirlo, no iba a engañarme a mí mismo, se me habían ido los ojos más de una vez.
-Lucas – murmuré – me muero de calor.
-Espera – se levantó y se acercó a mí para empezar a abanicarme con el libro, el aire que me llegaba era caliente igualmente.
-Necesito que me ayudes a quitarme la sudadera – le pedí.
-¿Quieres que te desnude? – sonrió con picardía y dejó el libro en el suelo.
-Que me quites la sudadera – repetí yo con seriedad.
-Osea, que te desnude – repitió él y yo suspiré, insoportable.
Lucas se acercó a mí con cuidado, yo levanté los brazos con mucho cuidado y él cogió el borde de la sudadera para empezar a levantarla por mi cuerpo lentamente, para no moverme, y por primera vez desde que lo conocía fue cuidadoso con algo. A medida que iba subiendo sus nudillos fueron rozando mi torso, él podía evitar ese roce pero no lo hizo y mi cuerpo, sin pedirme permiso, se erizó por completo ante su piel.
-La verdad es que nunca me había imaginado que cuando te quitase la camiseta fuese así – dijo acabando de quitármela por completo.
-¿Te has imaginado como quitarme la camiseta? – sonreí.
-Sí – dijo él quitándome el pelo que estaba pegado a mi frente – ¿mejor? – retrocedió un par de pasos y asentí – bien, porque me has interrumpido en una parte muy intensa – rió tumbándose en el suelo y abriendo el libro – ¿te leo?
-No
-Te voy a leer – carraspeó y sonreí, hacía lo que le daba la gana – “De a poco, Anastasia Steele comienza a conocer cosas de mi mundo. He atado sus manos con mi corbata gris. Le he ordenado que se quedara quieta. Lo ha hecho. Le he indicado que debe responderme. También ha obedecido. Paso mi lengua por su labio superior. Comienzo a deleitarme con el placer que está por llegar en un instante. “Voy a besarle todo el cuerpo, señorita Steele” le susurro. Me mira expectante. El deseo sale por sus ojos.”
-Lucas – lo nombré para que se callara – que ya me lo he leído – sonreí mirándolo y él dejó el libro abierto sobre su pecho.
-¿Pasivo o activo? – preguntó de la nada y yo miré al techo.
-Activo – contesté con obviedad.
-Vamos a pelearnos hasta cuando follemos – rió un poco y levanté las cejas.
-Al paso que vamos ni lo hacemos – dije yo.
-¿Sabes qué pasa? – me miró con interés y se echó el flequillo hacia detrás.
-¿Qué pasa? – pregunté en un suspiro.
-Que no quiero crearte expectativas tan altas, en cuanto me pruebes, todo te va a saber a tan poco que, venga quién venga, no se va a poder comparar conmigo – contestó con mucha seguridad.
-Tú, cordura no, pero ego tienes para dar a una nación entera, amigo – bromeé y él sonrió ampliamente para después volver a prestar atención a su libro.
Siguió leyendo en voz alta, de principio a fin la parte erótica, no era el momento para leerla porque no me podía mover, solo observaba como sus labios se movían al hablar, como lo había su mandíbula bien marcada también y cómo, cuando se trababa y no conseguía seguir leyendo por quedarse atascado, se le marcaba la vena de al lado de la cabeza, bajo su piel morena. Lucas era guapísimo, mirases por dónde lo mirases.
-Solo quedan cinco minutos – me avisó Lucas apoyando la espalda en la pared y mirando la pantalla del móvil – solo por si la palmas, ¿tengo que avisar a alguien? ¿A quién le doy tus cenizas?
-Pues si la palmo, avisa a mi amigo – suspiré – DO.
-¿Tu mejor amigo? – preguntó con interés y asentí con la cabeza – que guay, nunca he tenido un mejor amigo – apoyó los codos en sus rodillas.
-Todos hemos tenido un mejor amigo – dije yo.
-No, yo no, y mi hermano no vale – sonrió y fruncí el ceño, no sabía que tenía un hermano – de pequeño era medio autista – rió como si fuese en broma.
-¿Tú? ¿Autista? – reí – miénteme con algo que pueda creerme.
-Voy enserio – se puso serio de golpe – la psicopatía en mi infancia fue muy… ¿cambiante? – frunció el ceño pensando si era el adjetivo adecuado para describirla – afectó causándome un variante del autismo, era temporal así que mi vida social era una mierda.
-¿Y después? – pregunté ahora yo con interés, porque estaba viendo un Lucas distinto, un Lucas que no estaba siempre de risas y me creaba mucha curiosidad.
-Después nadie se acercaba a mí y yo solo me dedicaba a estudiar para saber cómo cargármelos a todos – sonrió – con bombas o lo que fuese, la cuestión era matarlos.
-Que mal rollo, tío – bromeé y él asintió con la cabeza.
-¿Qué hay de ti? De tu amigo – se agarró las rodillas y se abrazó las piernas.
-Llevo con él desde que me metí en el mundo del crimen, diez años.
-Sí, creo que después de diez años aguantándote se merece tus cenizas – bromeó – ¿y tu familia?
-Mi familia es demasiado compleja, no quiero hablar de ella – murmuré y él asintió con la cabeza.
-¿Saben que estás encerrado?
-Claro, Lucas – sonreí – salí en todas las noticias y ya me están proponiendo y pidiendo entrevistas para ponerme en libros como “historia del crimen organizado” o algo así.
-Es un planazo, te sacarás una pasta – se encogió de hombros y suspiré mirándolo, quería más, saber más de él y de su vida, quería saber de su hermano, porque al pronunciarlo se había relajado mucho – treinta segundos – se puso en pie con el móvil en la mano – ya está, BaekHyun, solo unos segundos más.
Asentí, el calor ya había cesado y en esa última conversación ya ni me acordaba del dolor de piernas, había sido corta pero agradable. Las catorce horas de pie y de tensión me estaban pasando más factura que solamente unas piernas doloridas, tenía todo el cuerpo en tensión y también era doloroso, como mi cabeza, quería tumbarme y echarme a dormir de una vez.
-Ya está – cuando las luces que nos iluminaban se apagaron, Lucas encendió la linterna y la dejó en el suelo para iluminarnos – vamos, BaekHyun – me dijo a un par de metros.
-¿Seguro que está desconectado? – pregunté con desconfianza.
-Sí – asintió con la cabeza – confía en mí – dio un paso hacia delante para acercarse a mi cuerpo y me tendió la mano.
Todas esas horas había deseado que llegase ese momento pero ahora no estaba del todo seguro de apartar el pie de ahí, aún podía explotar y aunque Lucas estuviese seguro de lo que decía yo no, y él tuvo que agarrar mi mano pillándome desprevenido y empujarme hacia su cuerpo, contra el que choqué. Nada explotó, ni sonó ninguna alarma pero mis piernas flaquearon y Lucas me ayudó a sentarme en el suelo. No me sentía el cuerpo.
-Ya está – me dio una botella de agua y me la tiré por encima – lo has conseguido, Anastasia.
-Cállate que ahora si puedo pegarte un puñetazo – bromeé yo cerrando los ojos.
Él rió y esperamos un rato a que pudiese levantarme, después, con su ayuda recorrimos todo el camino hacia el agujero de salida, dónde estaban TaeMin y TaeYong esperándonos para salir. Yo solo no pude, así que Lucas me agarró desde abajo y entre los dos de arriba me acabaron de subir.
Tanto Lisa, como DaHyun y SeHun dormían bien profundamente y cuando TaeMin puso bien la litera seguían durmiendo, yo pasé el brazo por los hombros de Lucas para aguantarme en pie y él lo hizo por mi cintura para sostenerme.
-Muy bien, tío – TaeYong me frotó la nuca mientras sonreía y asentí con la cabeza – ¿Qué les has dado para que duerman así? – preguntó señalando a los compañeros de celda de TaeMin.
-Un mago nunca desvela sus secretos – contestó él – bien, BaekHyun, descansa todo lo que tengas que descansar, tienes que recuperarte.
-Sí – asentí de nuevo.
Salí de su celda y Lucas me metió en la mía, dónde todos parecían dormir.
Me sentó en la cama y me quitó los zapatos para que me metiese en la cama y cuando me tumbé sentí mi cuerpo temblar de placer.
-Dejo tu móvil aquí – dijo de rodillas a mi lado y metiendo el teléfono bajo mi almohada – si necesitas algo, llama a TaeMin, a mí ni se te ocurra – bromeó enseñándome la palma de su mano para que se la chocase.
-Gracias – dije agarrándosela y él cerró los dedos alrededor de mi mano – por quedarte conmigo.
-No tenía nada más divertido que hacer hoy que verte sufrir – sonrió y para mi sorpresa dejó un beso en mis nudillos – descansa.
-Buenas noches – dije yo observando cómo se levantaba y se marchaba, aunque por mí se podría haber quedado un rato más.
Me removí un poco en la cama, en esas circunstancias todas las posiciones me parecían cómodas para dormir pero lo que me resultaba algo incómodo era que NaYeon, me mirase desde la litera de al lado, desde la cama de arriba, juzgándome con los ojos, como si supiese de dónde venía.
Decidí ignorarla, estaba agotado como para aguantar más gilipolleces en ese día.