MARK P.O.V
Después del almuerzo, todos los presos se reunieron en el patio a esperar al nuevo preso que ocuparía el lugar de Lay, muerto hacía dos días.
Desde el incidente con BaekHyun y la conversación de TaeMin con JungKook, hicimos una pausa en la que TaeMin intentaba averiguar cómo atravesar la pared de hormigón, cómo tirarla abajo, y nos dábamos un tiempo para que las cosas se calmasen y la muerte de Lay nos había ido bien, porque había desviado la atención.
Enrealidad lo habíamos matado nosotros indirectamente, hicimos que creer que la dosis que faltaba en la caja de JungKook, la tenía Lay, su compañero de celda, y él lo mató, le rasgó la garganta por la noche mientras dormía. Lo que no sabía JungKook era que los otros siete botecitos estaban cambiados, en su interior no había lo que él creía.
Salí al patio con los demás y me senté entre Ten y Kai en una mesa, esperando a que la furgoneta negra que se dirigía hacia nosotros parase y sacasen al nuevo preso o presa y al nuevo compañero de celda de JungKook.
-¿Chico o chica? – preguntó Ten estirando el cuello para ver entre la gente a quién habían metido ya en el patio.
-Chico – contestó Kai llevándose el cigarro a los labios.
Yo esperé a que el preso se pusiese a mi vista para poder ver quién era, pero antes de eso noté la mirada de TaeYong sobre mí, desde la otra punta del patio, me miraba serio, como si hubiese reconocido al preso. Fruncí el ceño y me puse en pie para alcanzar a verlo y cuando por fin lo hice no pude creer a quién veía.
Mi corazón se paró al ver al chico de pelo naranja que caminaba sonriente entre los presos, hacia JungKook y Momo, tal y como algunos presos le habían indicado.
-Mierda – susurré sin apartar la mirada de él.
-¿Lo conoces? – me preguntó Kai y asentí con la cabeza.
El chico se paró frente a JungKook y Momo, que trataban de imponerle pero ellos no lo conocían, no como yo, era tan difícil implantar el miedo en su cuerpo que solo lo vi con él una vez, la última vez que nos miramos a los ojos.
Mientras él hablaba con los líderes y estos le enseñaban su celda y explicaban las normas, yo me acerqué a TaeYong, que solo fumaba y miraba la torre de control, como si el que acabase de entrar no fuese uno de los nuestros.
-¿Lo sabías? – le pregunté agarrando su hombro y dándole la vuelta para que me mirase.
-¿De qué me hablas? – frunció el ceño fingidamente.
-De él, sabías que vendría, ¿verdad?
-No – suspiró – sabía que lo habían pillado pero no que lo meterían en el mismo agujero que nosotros.
-¿Qué hace aquí? –
-¿Por qué no se lo preguntas tú? – miró detrás de mí, como Momo y JungKook volvían solos y entonces relajó el gesto – deberías hacerlo.
Asentí levemente con la cabeza y me dirigí hacia la celda de JungKook, dónde estaba el nuevo preso, tarareando una canción mientras extendía las sábanas de su nueva cama.
-Haechan – lo llamé desde la puerta y él se calló y giró la cabeza para mirarme.
-Entra – sonrió – que raro que me hables – dijo soltando la primera pulla del día.
-¿Qué haces aquí? – pregunté dando un par de pasos hacia él.
-Bien, estoy bien, gracias – contestó a otra pregunta completamente distinta, a la que esperaba que le preguntase, yo lo miré alzando las cejas – bueno, se me fue la mano torturando a dos policías y además me han diagnosticado trastorno obsesivo-compulsivo, como al jefe – me explicó con gracia – me han considerado peligroso así que aquí estoy, para alegraros la cara de muermos que tenéis todos.
-Haechan, esto no es ninguna puta guardería en la que lo pasemos bien – dije acercándome más a él – aquí nadie vigila que no nos matemos.
-Ya, se lo estás diciendo a la persona que va a dormir en la cama del chico al que le han rajado la garganta – clavó sus ojos sobre los míos y me sentí empequeñecer, él siempre había conseguido hacerme sentir así y lo odiaba porque era completamente vulnerable – lo sé – suspiró – ¿a ti como te va?
-Todo lo bien que se puede estar en la cárcel – contesté yo – ¿sabes algo de ellas?
-¿Por qué iba a saber algo de ellas? – preguntó poniéndose serio de golpe, sabía que era un tema que no debía sacarle pero estaba desesperado por saber de ellas.
-Porque enrealidad sí que te interesa, de manera macabra, pero te interesa.
-No – sentenció él.
-Haechan – agarré su brazo – que no tenemos diecisiete años ya para andarnos con gilipolleces – lo apreté un poco – así que no me toques las narices.
-Muriéndose, así están – escupió con rabia pero en el fondo satisfecho por ello.
El odio de Haechan llegaba a extremos insuperables, el odio de Haechan lo convertía en otra persona completamente diferente a la que realmente era, el odio de Haechan era destructivo, matador y extremadamente peligroso.
-Pero, ¿sabes qué? – sonrió con ironía – las has matado tú.
-Cállate – solté su brazo con rabia y él rió.
-Tú has empezado esta conversación, yo estaba dispuesto a empezar de cero y las has nombrado tú.
-¿Cómo puedes ser así? – fruncí el ceño retrocediendo unos pasos.
-Pues te enamoraste cuando también era así, yo no he cambiado – se sentó en la cama con tranquilidad, demasiada para haber acabado de abrir un cajón que yo quería cerrar con triple candado.
-Ya – asentí con la cabeza – también dejé de estarlo por ser así – lo ataqué yo, llevábamos años sin hablarnos aún trabajando juntos, en la misma mafia, y la primera vez que lo hacíamos ya estábamos discutiendo.
-Entonces no te enamoraste realmente de mí, Mark – dijo con dureza – vete.
Yo suspiré con sus palabras en mi mente, ¿cómo podía pensar que no me enamoré después de todo lo que hice por él? Después de todo lo que aguanté, lo que aguantamos los dos, si no lo hubiese querido así no lo hubiera aguantado jamás.
-¿Eres sordo o tonto? – preguntó Haechan al ver que no me marchaba.
Yo asentí con la cabeza y me marché de la celda, vi a TaeYong esperando a que acabásemos porque quería entrar a hablar con él, como su jefe, seguramente lo habría escuchado todo pero me daba igual que él lo hubiese hecho, era el único que sabía la verdadera historia y él que más nos había ayudado y cubierto . Igual que era el único que sabía que en el fondo, Haechan me seguía doliendo.
BAEKHYUN P.O.V
Colgué el teléfono después de una larga conversación con DO, él estaba en Rumanía, en busca de Jackson y estuvimos hablando casi por una hora como si estuviésemos al lado, echaba de menos las conversaciones de horas y horas con él.
Dejé el móvil sobre la mesa de mi celda y me apoyé en esta mirando al techo, rezándole a alguien, quién fuese que rigiese nuestro destino, que DO encontrase a Jackson de una vez por todas.
-¿Se puede? – agaché la cabeza cuando oí la voz de Momo entrando en mi celda.
-Ya has entrado – dije yo apoyando las manos detrás de mi espalda en la mesa – pero te has equivocado de celda, la de Lucas está al otro lado.
-No busco a Lucas, te busco a ti – se paró frente a mí y me miró sonriente – necesito un favor.
-Yo no voy a ayudarte – contesté cortante, no podía estar de otra manera con ella porque en el fondo me daba rabia que se estuviese acostando con Lucas cada puñetero día.
-Sí, eres el hombre que necesito – pasó el dedo por mi hombro descubierto – quiero que hagas lo que mejor de te da, BaekHyun – yo suspiré y me crucé de brazos alzando un poco el mentón – necesito que tu equipo encuentre y mate a esta mujer – me enseñó la palma de su mano, de dónde leí un nombre y lo memoricé.
-¿No eres la líder de la Yakuza? – sonreí – que la maten ellos, ¿no?
-Si pudiésemos ya estaría muerta pero es más complejo – dijo bajando el dedo por mi pecho.
-Momo, conmigo no – le cogí la mano y se la aparté.
-Si la matas, la Yakuza te pagará mucho dinero.
-Yo no hago tratos con la Yakuza – sonreí – ¿crees que me he olvidado de cuando hace dos años me arruinasteis? Me dejasteis sin nada.
-Fue algo que tuvimos que hacer – sonrió restándole importancia al tema – pero piensa en lo que puedo darte.
-Que no quiero nada, Momo – suspiré – joder, más pesada que NaYeon – susurré mirando al techo.
-A mi no me compares con esa – dijo ofendida.
-Pues os parecéis mucho – miré sus ojos negros que se aflojaron enseguida, porque si se cabreaba conmigo lo único que podía conseguir era que la mandase a la mierda definitivamente.
-Si me comparas con NaYeon es que no conoces absolutamente nada de mí.
-Ni tengo interés en hacerlo, tranquila – la reté con la mirada – puedes irte.
-¿Qué tengo que hacer para que me ayudes? – dio un paso más hacia delante, pegando nuestros cuerpos y poniendo las manos en mis hombros, yo no podía apartarme porque la mesa en la que estaba apoyado me lo impedía, así que solo fruncí el ceño por su cercanía – pídeme lo que sea y yo te lo daré.
-Momo – suspiré – no me vas – negué con la cabeza y ella sonrió con ironía.
Pasó la mano por todo mi torso hasta bajarla a mi entrepierna, dónde toqueteó por encima del pantalón mi miembro, yo ni me inmuté, me quedé quieto como una piedra.
-Ah, ¿no? ¿Y por qué se te empieza a poner dura? – preguntó sobre mis labios y yo no supe que contestar, porque tenía razón y porque no sabría justificármelo ni a mí mismo – ¿por qué estás tan tenso? Pareces nervioso.
-Apártate, Momo – murmuré sin poder apartarme de sus labios que casi rozaban los míos.
-Nunca has estado con una tía, ¿verdad? – adivinó ella con una sonrisa más amplia – pues hoy es tu día de suerte, BaekHyun – alcanzó mi mano y la guió hasta uno de sus pechos, obligándome a tocarlo y apretarlo, mientras, con la otra mano, seguía tocándome la entrepierna, incitándola y activándola – ¿qué se siente?
-¿Qué se debería sentir? – pregunté manteniendo la calma aunque estaba algo excitado y yo creía que eso no era posible, porque ninguna mujer lo había conseguido antes.
Ella no contestó a mi pregunta, solamente besó mis labios con suavidad y mi lengua siguió el juego de la suya, sin pensarlo y porque sí, porque en ese momento me veía con ganas de hacerlo y porque Momo había metido la mano dentro de mis pantalones y estaba masturbándome con la misma lentitud con la que nos besábamos. Antes no entendía porque Lucas estaba tanto con Momo, ahora entendía un poco más.
Yo toqueteé su cuerpo y también metí la mano debajo de su ropa para tocarla, puede que nunca hubiese tocado a una mujer pero no era gilipollas y sabía lo que se tenía que hacer para hacerla disfrutar. También sabía lo que intentaba Momo con eso pero ni con el mayor polvo de mi vida me convencería para aliarme con la Yakuza en un trabajo que podía costarme el puesto de jefe.
Aún así seguí hacia delante con eso porque ella parecía querer hacerlo también, bajamos la sábana blanca de la celda para que no nos molestasen, primero le hice un oral yo a ella, como pude porque eso sí que me resultaba algo más complejo, y después Momo me lo hizo a mí antes de que estuviésemos completamente desnudos uno delante del otro, en esa cárcel había visto a mujeres desnudas cada día y nunca me había fijado de esa manera en ninguna.
Momo se sentó en la mesa con las piernas abiertas para que me colocase entre ellas y la penetrase, se sentía bien y los movimientos continuos de nuestras caderas moverse y chocar, sumándole mis manos a su cintura y sus dedos clavándose en mis hombros.
Ninguno tardó mucho en llegar al clímax y yo saqué mi pene de su vagina antes de correrme pero sin separar nuestros cuerpos de respiraciones agitadas tratando de calmarse y volver a la normalidad.
-¿Te lo pensarás, BaekHyun? – preguntó acariciando mi nuca y buscando mis ojos.
-No hay nada que pensar – contesté yo – ya te había contestado.
-Que te jodan – me puso la mano en la cara y me tiró hacia detrás, frustrada de que su plan no hubiese funcionado.
Yo miré como se vestía, sin decir ni una palabra, enfadada, y se iba de la celda. Ya se le pasaría el enfado. Y si no se le pasaba me daba igual. Yo estaba conforme con lo que acababa de pasar, no me arrepentía, pero no iba a ceder a su favor por un rato de sexo. No le debía nada a la Yakuza Japonesa, no después de haberme hecho pasar hambre, de haberme hecho ser el puto saco de boxeo de los otros líderes de las mafias de crímenes organizados que eran mis iguales. Yo solo, con DO y nuestro equipo, salimos de esa mierda y conseguí ser el líder de los líderes. La Yakuza nunca me devolvió nada, no iba a hacerles ningún favor.
Yo también me vestí y salí al patio a reunirme con todos los demás, menos con Lucas porque él no estaba. Tenía curiosidad por su reacción si se enteraba que Momo y yo nos habíamos acostado, porque acabaría enterándose tarde o temprano, tenía curiosidad por si le molestaría o no, y por quién, si por Momo, o por mí.
LUCAS P.O.V
Las palabras de mi hermano al otro lado de la línea me obligaron a sentarme en el suelo de la celda, los últimos días no me había cogido el teléfono porque estaba en el hospital y el móvil lo tenía apagado. Me explicó que al despertarse una mañana, sus ojos veían borroso y nuestra madre decidió llevarlo al hospital, allí le dijeron que ya empezaba a perder la vista también, eso significaba que estaba a un paso más de su muerte y que mi tiempo para salvarlo se acababa.
-Tengo un plan, YungWoo – dije yo echándome el flequillo hacia detrás – para salir de aquí e ir a por ti.
-¿De verdad? – murmuró él.
-Sí, de verdad – tragué saliva – además estoy con la persona que puede curarte.
-¿Has hablado con él? –
-No – carraspeé – aún no – me rasqué la nuca – pero lo haré, y también haré lo posible para que te ayude, le daré lo que sea, tú solo tienes que aguantar.
-No sé si podré – murmuró con la voz ahogada.
-Sí, sí que podrás, ¿vale? – me puse de pie de nuevo y miré la batería del teléfono – tengo que dejarte.
-Vale
-¿Me lo cogerás la próxima vez que te llame?
-No te prometo nada, tú llama a mamá si no te contesto – me dijo él – te quiero, adiós.
No me dejó tiempo para contestarle porque colgó. Yo suspiré y me froté la cara con las manos con fuerza, quería gritar y descargar toda mi ira pero si lo hacía alguien lo vería y me delataría. Así que solo salí de la celda y me dirigí a la de Momo para devolverle el teléfono.
-Gracias – dije tirándoselo a la cama y después caminando hacia la ventana para mirar a través de ella.
Localicé al grupo todo junto sentados en el suelo, en una esquina y en círculo, hablando y riendo entre ellos pero yo solo me fijé en el del pelo rosa, que se sentaba agarrando sus piernas y con las rodillas pegadas a su pecho, riéndose mirando a Kai y TaeYong explicando algo que parecía divertido, porque todos los escuchaban con una sonrisa en sus labios y con mucho interés. Yo no oía la risa de BaekHyun, pero podía imaginármela porque la tenía grabada en mi mente, y en ese momento necesitaba oírla, porque a pesar de que todo estuviese hecho una mierda y a pesar de que él y yo solo hacíamos que discutir y bromear, BaekHyun me transmitía algo que me relajaba y era lo que más necesitaba en ese momento. Pero eso no se lo iba a decir jamás.
-¿Estás bien? – preguntó Momo poniendo el teléfono a cargar.
-Sí – asentí con la cabeza sin dejar de mirarlo – solo quiero estar solo – me giré dispuesto a irme.
-Sí, vale, pero deja que te diga algo – se puso frente a mi cortándome el paso y la miré esperando a que hablase – me he acostado con BaekHyun – se encogió de hombros – esta mañana.
-Eso no puede ser – negué con la cabeza frunciendo el ceño.
-Entonces, ¿por qué ha pasado? – suspiró poniendo los ojos en blanco y yo tragué saliva asimilando la información y pretendiendo que no me molestase ni un poquito.
-Vale – me encogí de hombros tratando de restarle importancia.
-Lo siento, si te ha molestado – torció los labios y puso sus manos en mi cintura.
-Me da igual a quién te folles, Momo – suspiré.
-Solo necesitaba convencerlo de que me hiciese un favor, que eso no quita que me parezca muy guapo, pero solo era por eso – intentó explicarse.
-¿Y te lo va a hacer? – pregunté con interés.
-No – negó con la cabeza y yo ladeé la mía.
-Bueno, al menos te has acostado con él – intenté esquivarla para seguir mi camino pero Momo persistió en que no me fuese – ¿qué quieres?
-Necesito que lo convenzas para que me ayude – puso la mano en mi pecho para que no avanzase.
-No voy a acostarme con él para pedirle un favor – aparté su mano con brusquedad y ella me fulminó con la mirada – pídeselo a otro y sinó, pues te jodes, como todos.
Por fin conseguí irme y no me dirigí al patio, porque las ganas de estar con BaekHyun que tenía se me habían esfumado al saber que se había acostado con Momo, y no me sentía molesto por Momo precisamente.
Me dirigí al gimnasio y allí vi el papel colgado de la final del torneo de boxeo, hacía unos minutos que se había colgado, yo ya era un finalista y el segundo era JungKook, iba a ser una pelea entretenida, TaeMin la disfrutaría también y debía ganar, no iba a dejar que ese tío ganase y aún se sintiese más el rey de la cárcel, no le iba a dar ese privilegio.
Estuve todo lo que quedaba de tarde entrenando e incluso me salté la cena porque lo de mi hermano me había quitado el hambre. Después me fui a los vestuarios, allí me afeité y me duché durante un largo rato, sin hacer caso a la gente que iba pasando por mi lado y se duchaba, estuve por más de media hora bajo el chorro, pensando en cómo hablar con el que me podía dar la cura de la enfermedad de mi hermano, porque era un tío muy difícil.
Después estuve un rato en mi celda, intentando dormir, pero para cuando todos lo hacían ya, yo no podía y salí al patio a tomar el aire y a fumarme un cigarro, a ver si me relajaba y me ayudaba a conciliar el sueño.
La noche era fresca, la mesa dónde apoyaba los codos estaba fría, lo notaba aún llevando la sudadera, hacía frío, pero en el fondo me resultaba cómodo, siempre preferí el frío.
-Hola – la voz d la persona que menos quería ver en ese momento se escuchó a mi lado, no quería verlo porque acabaría delatándome – no has venido a cenar.
-Quiero estar solo, BaekHyun – le pedí sin mirarlo, sintiendo su presencia sentada a mi lado.
-Pero yo no – contestó con tranquilidad, agarrando las mangas de su sudadera para taparse las manos.
-Pues vete con Momo – le di una calada al cigarro y dejé ir al humo por la nariz.
-¿Te lo ha dicho? – preguntó él mirando al frente.
-¿Creías que no iba a hacerlo? – fruncí el ceño, aún no me había girado a mirarlo.
-¿Celoso? – sonrió con ironía.
-Sí – la afirmación salió sola de mi boca y me arrepentí al instante de haber soltado ese sí.
-Ni que no conocieses a Momo – se encogió de hombros.
-No es por ella – admití tirando el cigarro al suelo.
Él quiso decir algo pero se calló de golpe, le había pillado de sorpresa, se le notaba, pero tampoco parecía insatisfecho.
Yo apreté los labios y él se giró en el banco y se acercó un poco más a mí.
-¿Por qué te molesta? – preguntó frotando mi espalda con su mano para darme calor y luego dejándola sobre mi nuca.
-Pues yo que sé, BaekHyun – sacudí la cabeza y me toqué el flequillo sintiendo su mirada puesta en mí – yo que sé – susurré y me crucé de brazos sobre la mesa, después apoyé la barbilla en mi codo más alejado de él
-Vale – suspiró y apoyó la barbilla también en mi brazo, para poder mirarme estando en la misma altura – ¿y a parte? ¿qué te pasa?
-Nada – negué con la cabeza – ¿qué me va a pasar?
-Si lo supiese no te preguntaría, ¿no crees? – acarició los pelos de mi nuca con sus dedos y yo solo hacía que sorprenderme con sus gestos de esa noche – te he visto entrenar en el gimnasio esta tarde, no has cenado y también te he visto en la ducha, sé que te pasa algo – dijo él, yo giré la cabeza y apoyé la mejilla en el brazo para mirarlo, él avanzó un poco más para acomodarse y que su brazo alcanzase mejor a abrazarme, después apoyó el otro en mi pierna, tenía pinta de estar congelado de frío e intentar encontrar calor en cualquier sitio – es por la persona a la que llamas, ¿verdad? – preguntó mirándome a los ojos y yo asentí con la cabeza – ¿puedo saber quién es? – también apoyó su mejilla en mi brazo para verme mejor y lo tenía tan cerca que podía sentir su respiración caliente impactar sobre mi rostro.
-Mi hermano – dije en un murmuro.
-No sabía que tenías un hermano.
-Es mi hermanastro – rectifiqué – nadie lo sabe.
-¿Y qué pasa con él? ¿Qué te pone tan triste siempre que hablas con él? – preguntó con mucho cuidado, yo no sabía que BaekHyun podía ser así pero estaba bien, me estaba haciendo sentir cómodo.
-No quiero decirlo – susurré – mañana estaré bien, como siempre.
Por muy cómodo que me sintiese, no quería hablar de ello, sabía que exteriorizarlo me iba a doler y realmente, aunque a BaekHyun sí se lo contaría sobretodo en ese momento, solo trataba de protegerme de mi propio dolor, no podía permitirme caer.
-Vale – él asintió con la cabeza – pero, tal vez deberías hablarlo con alguien, alguien en quién confíes.
-No confío en nadie.
-Todos necesitamos confiar en alguien para sobrevivir – me dijo él – y más aquí dentro.
-¿En quién confías tú aquí dentro?
-¿Enserio me estás preguntando eso? – frunció el ceño – hace dos días dejé que te quedaras conmigo más de quince horas confiando en que no me la liarías para que saltara por los aires, además confié en que no me engañabas – rió un poco.
-Christian Grey también lo habría hecho por Anastasia – sonreí y él se removió un poco riendo.
-No sé qué le pasa a tu hermano, Lucas – tragó saliva – pero piensa en que si tiene que salir bien, saldrá, y sino, pues no, y tengo la sensación de que estás haciendo lo posible porque salga bien, y aunque salga mal, estará bien, porque el que hace lo que puede lo está haciendo bien – dijo muy serio, y no sé si con esas palabras intentó consolarme o animarme, pero aparté la mirada de él y moví la cabeza para mirar al frente y apretar los dientes con fuerza – Lucas – levantó su cabeza de mi brazo y me agarró la cara con su mano libre para que lo mirase.
-BaekHyun – suspiré y quería decirle que se callase de una puta vez y se fuese pero no me dejó.
Me lo impidió poniendo sus labios sobre los míos en un beso suave, que casi no sentí, pero después volvió a darme otro, un simple beso, labio con labio, y lo mantuvimos, era más un beso de cariño que de pasión y debía decir que era la primera vez que alguien besaba mis labios de esa forma.
Me separé un poco, dejé otro beso más corto en sus rosados labios y después pasé un brazo por su cintura para atraerlo a mí y darle más calor, él apoyó la frente en mi pecho y yo puse mis labios sobre su nuca, estaba congelado, lo notaba temblar.
-Vete dentro – le dije – no quiero decirles a los demás que te moriste de frío por quedarte a besarme – bromeé.
-Ya te estás cargando el momento – rió separando su cabeza de mi pecho – pero voy a hacerte caso, tengo mucho frío. Tú no tardes mucho en entrar – se puso de pie y metió sus manos en el bolsillo de su sudadera – espero haberte pegado el constipado.
-Que te jodan – dije yo sonriendo.
-Igualmente, Lucas – dijo él del mismo modo y dándose la vuelta para meterse dentro del edificio.
Yo lo seguí con la mirada hasta perderlo de vista y después simplemente le sonreí al aire, porque ese beso en el que solo habían participado nuestros labios me habían puesto tontamente contento.
Continuara…