Fanfic: Behind the bars (Super M) Capítulo 14

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Fanfic: Behind the bars (Super M) Capítulo 14

Autora: YASSGY0MIE

Fanfic: Behind the bars (Super M) Prologo

KAI P.O.V

Entré en mi celda para cambiarme la sudadera por otra limpia, y aproveché que ChanYeol se iba a lavandería para darle mi ropa sucia y que la llevara allí, después iría a recogerla, la de los dos. Me puse el anorak grueso para salir al patio e ir a ver a TaeMin, que ya llevaba dos días enjaulado en esa celda, nosotros intentábamos cuidar de él y acompañarlo siempre que podíamos y, aunque parecía muy tranquilo y sereno, ese día, cuando le llevé el desayuno, me dijo que ya estaba cansado y agobiado.

Me peiné con la mano el flequillo negro y salí de la celda para ir al patio pero en el pasillo SeHun se interpuso en mi camino.

-¿Dónde vas? – me preguntó avanzando más y obligándome a retroceder un par de pasos.

-¿Y a ti que te importa? – pregunté mirando como detrás de él llegaba Jennie y me miraba algo asustada.

-Me importa desde el momento en el que metes las narices dónde no te llaman – dijo él con dureza y fruncí el ceño – ¿te has acostado con Jennie?

-Sí, como que un millón de veces, ¿sabes? Era mi novia antes que la tuya – me crucé de brazos y apoyé el peso de mi cuerpo en una pierna.

-No me toques los huevos, Kai – me advirtió él y sonreí – hablo de hoy.

Miré de reojo a Jennie, detrás de él, como me negaba con la cabeza con disimulo.

-No – mentí en un suspiro.

-Ah, ¿no? – sonrió y agarró a Jennie del brazo para ponerla a su altura – Jennie, ¿te has acostado hoy con Kai?

-No – contestó ella igual.

-¿Y por qué ha llegado a mis oídos que sí?

-Porque la gente aquí tendrá mucho tiempo libre – rodé los ojos – suéltala, SeHun – le pedí de buenas maneras.

-Admitidlo, decidme que os habéis acostado – insistió él, apretando más el brazo de Jennie.

-Vale, sí – dije yo – pero suéltala, le estás haciendo daño.

-No vas a decirme lo que tengo que hacer con mi novia, mucho menos después de acostarte con ella – me retó con la mirada.

-O la sueltas tú solo, o la sueltas a base de puñetazos – lo amenacé – así que hazme el favor, vamos a hablar como personas normales, SeHun.

-¿Hablar? – soltó a Jennie empujándola un poco hacia mi y la cogí por los hombros para que dejase de balancearse, nunca los había visto juntos pero si siempre que lo estaban la trataba así, algo iba muy mal – yo no sé hablar, Kai.

-¿Y qué hacemos? ¿Nos escribimos cartas? – bromeé dejando a Jennie detrás de mí y di un paso hacia delante – oye, ¿sabes qué? No voy a darte explicaciones de nada.

-¿Y tú que te crees? ¿Qué te vas a acostar con mi novia y no voy a hacer nada al respecto?

-Ahórrate los ataques de celos para otra persona, no van conmigo – le vacilé, y eso me costó un puñetazo en la cara por su parte, que me giró la cabeza hacia el lado contrario y me desencajó un poco la mandíbula – la acabas de cagar – le advertí yo colocándome bien la parte de debajo de la mandíbula y con la otra mano tirando a Jennie hacia detrás.

-Kai, no – susurró ella para que no me metiese en ninguna pelea contra SeHun.

-Jennie – la voz de BaekHyun sonó unos metros detrás de mí, desde la puerta de su celda – entra.

-No – ella se negó por completo y yo me puse recto, mirando a SeHun con el mentón en alto.

-Que entres – le ordenó él alzando la voz.

-Jennie, bonita – JungKook salió desde su celda, esta vez a espaldas de SeHun, menos mal que BaekHyun y JungKook dormían en una punta cada uno – métete en la celda – le pidió él tirando el cigarro al suelo y acercándose a SeHun.

Al final BaekHyun logró que Jennie se metiese en la celda y se puso a mi lado, frente a JungKook.

-Qué manía con meter las narices dónde no te llaman, BaekHyun – sonrió JungKook.

-Qué manía con aparecer siempre que lo hago yo, JungKook – contraatacó él.

-Y que manía tenéis con querer mataros – habló Momo en alto, pero yo estaba tan concentrado en perforar la mirada de SeHun, que no supe de dónde venía – al puñetero patio, ya – gritó.

-Tú también te metes dónde no te llaman, Momo – le gritó JungKook.

-Mira no me jodas, estáis dándoles el espectáculo que quieren los que nos han metido en este agujero – noté su presencia al lado de SeHun – quieren que nos matemos, por eso nos han metido aquí – hizo una pausa, esperando a que alguno hablásemos pero estábamos muy concentrados en matarnos de una vez, solo el mejor quedaría en pie – intento mantener el puto orden, ni el sexo ni el ego va a estropearlo – nos aseguró – así que al patio. SeHun y JungKook, vosotros los primeros.

-No – dijeron los dos al unísono.

-Solo lo voy a decir una vez, al puñetero patio – alzó la voz.

Yo noté como los ojos de SeHun se aflojaron ante esa orden y fue cuestión de segundos que ambos se diesen la vuelta y caminasen fuera del pasillo, frustrados con Momo por no dejarlos acabar con el trabajo.

-Vosotros si en dos minutos no estáis en el patio, vengo y os saco a patadas – nos avisó ella dándose la vuelta también para irse con esos dos.

BaekHyun y yo suspiramos a la vez, por mucho que Momo se interpusiese, acabaríamos con ellos en algún momento. Me moví para entrar en la celda de BaekHyun, dónde estaba Jennie sentada en la cama, cruzada de brazos y moviéndose con nerviosismo.

-Jennie – la miré desde arriba y dejé que BaekHyun entrase en la celda – ¿qué coño pasa con SeHun?

-No pasa nada con SeHun – ella negó con la cabeza, yo miré a BaekHyun, que se apoyó en la mesa y se cruzó de brazos y después me agaché frente a ella.

-Le tienes miedo – dije yo.

-No – volvió a negar.

-Sí – insistí yo, porque la conocía, porque también había sido mi novia y sabía que no era así, no era como con SeHun – ¿te pega?

-No – repitió.

-Que dejes de engañarme, Jennie – me pasé la mano por la boca, que sangraba un poco y la miré preocupado – ¿qué coño haces con él?

-Oye, deja de meterte en mi relación con SeHun – se puso en pie y yo hice lo mismo – estoy con él porque lo quiero, y ya está, ¿me meto yo en tu relación con TaeMin? Pues déjame en paz – me puso la mano en el pecho – déjalo, por favor – me pidió con los labios temblorosos – no te metas, Kai – me acarició con el pulgar la barbilla para quitar una gota de sangre que caía dese mi boca.

Asentí levemente con la cabeza y ella salió de la celda, dejándome solo con BaekHyun, que solo había sido un mero espectador, me volví a pasar la mano por la boca y suspiré, estaba seguro que Jennie estaba pasándolo mal con SeHun, aunque lo quisiese.

-Toma – BaekHyun me dio una toalla pequeña – vamos a la cocina a por algo de hielo, tío – me puso la mano en la espalda y me guió fuera de la celda.

Me acompañó a la cocina y envolvimos el hielo en la pequeña toalla de manos para después salir al patio, sé que BaekHyun quiso ir directo con los demás, que estaban sentados al lado de la celda de TaeMin y hablando juntos, pero yo me senté en un banco y me encendí un cigarro.

-¿No quieres ir? – preguntó BaekHyun parándose.

-No me apetece – me saqué un cigarro del bolsillo y me lo dejé entre los labios.

-Ah, creía que querías hablar con TaeMin – se sentó a mi lado y me quitó otro de los cigarros que me había preparado durante el desayuno.

-No tengo ganas de deprimirme aún más – dije yo prestándole el mechero.

-Creía que estabas bien con él – frunció el ceño.

-Estoy bien con él.

-¿Y entonces, cuál es el problema?

-Ninguno – giré la cabeza para mirar a TaeMin, él también fumaba del cigarro que le ofrecía Lucas y se pasaba la mano por el flequillo blanco que caía por su frente mientras miraba a Mark hablar – supongo que espero demasiado de alguien como él.

-Puede que sí.

-Estoy camino de enamorarme de un monstruo – suspiré – sé que no tengo que hacerlo pero no lo controlo.

-TaeMin te ha enganchado – dijo él en un tono suave y asentí con la cabeza – y respecto a Jennie, yo…

-Jennie nada – lo corté – ya veré que hago con Jennie, no quiero hablar de ella.

-Vale, pues sigamos hablando de TaeMin – suspiró.

-No, ya está – negué con la cabeza, no quería decirle que envidiaba como Lucas se comportaba con él, la atención que le prestaba incluso estando todos juntos – ¿sabes? Tienes mucha suerte de tener a Lucas detrás de ti.

-Ah, ¿Sí?

-Sí, siempre está atento a ti, deberías abrirte un poco más, es un simple consejo – me encogí de hombros y me puse en pie – voy enserio – le tendí mi mano para ayudarlo a levantarse.

Asintió sin preguntar nada más y ambos caminamos juntos hacia los demás, para reunirnos con ellos.

BAEKHYUN P.O.V

Tumbado en la cama de mi celda colgué el teléfono a DO, que le había surgido unos problemas buscando a Jackson y trataba de ayudarlo a solucionarlo.

Dejé el teléfono en el suelo y miré la cama vacía de Jennie sin hacer, la vida de esa chica parecía ser más complicada de lo que parecía, pero nunca diría nada que dejase mal a SeHun y eso era preocupante.

-Buenas tardes, BaekHyun – Lucas interrumpió en la celda con una amplia sonrisa en sus labios.

-Buenas tardes, Lucas – sonreí un poco y él bajó la sábana de la puerta – ¿qué pasa?

-Nada, solo quería verte – se sentó en un pequeño espacio de mi colchón – ¿me dejas un hueco?

-Claro – me eché a un lado y él se tumbó conmigo, mirando hacia arriba, como yo.

-Joder, ya tengo calor – se quejó – no se te puede tener al lado, porque los bombones como yo nos derretimos – bromeó quitándose la sudadera y quedándose con la camiseta blanca de tirantes.

-Esa broma de mierda no ha sido muy Christian Grey de tu parte – giré la cabeza para mirarlo.

-Tu Christian Grey es mejor, es más gracioso, lo tienes personalizado – también me miró y la cama no era muy grande, casi que nuestras narices chocaron por eso.

No contesté, solo nos quedamos mirando durante un largo rato y pensaba en las palabras de Kai de esa mañana, tenía razón cuando decía que Lucas siempre estaba pendiente de mí, siempre intentaba llamar mi atención con cualquier cosa, se notaba que le gustaba y él a mí me encantaba pero sabía que en cuanto me acostase con él me engancharía a Lucas y no habría quién me lo quitase de la cabeza, tal vez me echaba hacia atrás eso, no tenía la cabeza para mierdas de esas.

-¿Quién te ha hecho daño, BaekHyun? – susurró sin dejar de mirarme y fruncí el ceño – te comportas como si te protegieses de algo, como si no quisieras que te volviese a pasar.

-Joder, y yo te tomaba por tonto – me removí en la cama y me coloqué de lado, mirándolo a él y dejando reposar mi mano en su abdomen, que subía y bajaba con tranquilidad.

-Gracias, tío – dijo él con ironía – ¿eso es que he acertado? – se giró igual que yo, para poder verme mejor y mi mano pasó a estar en su cintura.

-Sí – murmuré y me castigué a mi mismo interiormente, porque de nuevo estaba abriéndome a Lucas, que lo conocía de un mes y medio, confiaba en muy poca gente pero él siempre me hacía confiar.

-¿Qué pasó? ¿A quién hay que matar? – sonrió y acarició mi pierna.

-Siempre quieres matar a alguien – reí y la misma pierna que me acariciaba la pasé por encima de su cintura, para acercarme aún más a él.

-Ha ido a hablar el chico con la cara de niño guapo que dijo, literalmente, que él soluciona las cosas matando – dijo él recordando la primera vez que fuimos Ten, Lucas y yo a aquel despacho para que Ten consiguiese sus accesos y tuve que matar a un funcionario y después que pareciese que había sido de un infarto.

-Es la forma más rápida, ¿que vamos a hacer sino? – me apartó el flequillo de la frente.

-No hay que hacer nada, ya está arreglado. Y deja de llamarme: el chico con la cara de niño guapo – le pedí.

-¿Por qué?

-Porque no me gusta.

-Pero si es un cumplido – frunció el ceño.

-Pues te inventas otro.

-Vale, bombón, lo siento – se disculpó ya usando otro mote o cumplido.

-No sé cual es peor – dije en un suspiro, cerrando los ojos y aguantándome la risa.

-Deja de quejarte tanto – sonrió y acercó su cara para dejar un suave beso en mis labios.

Después volvió a apoyar la cabeza en la almohada y fui yo a darle otro beso que se alargó bastante, entre vueltas en la cama, nuestras manos tocándose al mismo ritmo al que jugaban nuestras lenguas, pasando esos besos a la piel del cuello y jugueteando con todas las partes de nuestro cuerpo.

Cuando se puso sobre mí con las piernas a ambos lados de mi cintura, me quitó la camiseta y yo lo ayudé a quitarse la suya, no era la primera vez que lo veía así, ni mucho menos, pero encima mío se veía mejor.

Él besó mi clavícula y fue descendiendo esos besos por todo mi torso, por el pecho y el abdomen y con lentitud.

-¿Cómo los has conseguido? – preguntó mirando la cinta elástica de mis bóxers.

-Podría preguntarte lo mismo – dije cogiendo la suya, de la marca Calvin Klein, esos no eran los que nos daban en la cárcel.

Ambos nos miramos unos segundos y lo entendimos, a mi me los había dado Momo, a él también y no había nada más que hablar, era demasiado obvio.

Sus manos se deshicieron de todo lo que quedaba de mi ropa y se tumbó a mi lado para volver a besarme, suspiré cuando con su mano rodeó mi pene y empezó a moverla lentamente, nuestro beso se aceleró y se volvió desacompasado cuando colé una mano dentro de sus pantalones y para agarrar yo también la suya y hacer lo mismo que él. Era la primera vez que nos tocábamos así, pero nos estábamos entendiendo muy bien mutuamente.

-Para – me agarró la muñeca para que dejase de mover la mano y le hice caso, abrí los ojos para mirarlo, él hacía lo mismo mientras sonreía – voy a bajar – me avisó.

Movió su cuerpo sobre el mío, pasando la lengua desde el cuello hasta mi ingle y dejó un beso ahí. Acercó sus gruesos labios al glande de mi miembro y lo besó, después lamió mi longitud y se lo metió en la boca, noté su caliente aliento subirme por todo el cuerpo y gemí de placer cuando intentó meterse lo máximo que podía. Cerré los ojos mientras él subía y bajaba la cabeza haciéndome una de las mejores mamadas de mi puñetera vida, alcancé con mi mano su cabeza y enredé algunos mechones de su castaño pelo entre mis dedos, cuando tiré de este, él gruñó un poco.

-Lucas – gemí tirando más para que parase y subiese a besarme – quítatelo ya – dije tirando un poco de sus pantalones hacia abajo – no sé por qué sigues con ellos – sonreí.

-Estás tremendamente exigente hoy – se quejó levantándose de encima mío para quitarse lo que le quedaba de ropa.

-Di lo que quieras – agarré su mano – pero vuelve aquí – lo atraje hacia mi cuerpo de nuevo y se tumbó encima.

Rodeé su cuello con mis brazos y lo besé profundamente, nuestros cuerpos encajaban a la perfección, ya empezaban a humedecerse de sudor y se movían para que nuestras entrepiernas se tocasen.

Su mano subió mi pierna a la altura de su cintura y la punta de su pene se colocó en la obertura de mi ano pero sin llegar a entrar, sus labios juguetearon con la piel de mi cuello hasta dejar una marca roja en él.

-Vamos – lo empujé para que se pusiera al otro lado.

Él se sentó en la cama con la espalda apoyada en la pared y yo lo hice a horcajadas sobre él.

-¿Vas a dejarme a mi primero? – preguntó sonriente y poniendo sus manos en mis piernas.

-Solo esta vez, no te acostumbres – bromeé yo cogiendo su pene y poniéndolo en mi obertura.

-¿Eso es que van a haber más veces? – pasó a poner las manos en mi cintura mientras yo bajaba mi cuerpo poco a poco para que entrase.

-Cállate, Lucas – reí y puse las manos en sus hombros.

Seguí bajando poco a poco, porque dolía un poco pero no era la primera vez y sabía que enseguida ese dolor pasaría a ser placer.

Cuando estuvo completamente dentro, ambos gemimos al notarnos siendo solo uno y volvimos a unir nuestros labios, empecé a moverme poco a poco para acostumbrarme y no tardó en dejar de doler, así que pude moverme más rápido mientras sus manos toqueteaban todo mi cuerpo con fogosidad y mis dedos se clavaban en la parte de detrás de su cuello. Él también empezó a moverse para augmentar es ritmo y ambos ahogábamos los gemidos y gruñidos en nuestras bocas.

-Déjame a mi – le pedí disminuyendo el ritmo de los movimientos hasta quedarme quieto.

-Tengo que decirte algo – se pasó la lengua por sus húmedos y rojizos labios – a mi nunca…

-Vale – lo corté – ¿quieres que la meta o no?

-Sí – asintió con la cabeza y sonreí.

Salí de encima suyo y él de dentro mío y dimos un par de vueltas por la cama hasta acabar tumbados, di un par de besos por su cuello y después me puse de rodillas entre sus piernas abiertas para mi. Agarré su pene y empecé a masturbarlo con una mano mientras con la otra agarraba la mía y la pasaba por su obertura, estaba muy caliente así que tampoco le iba a doler mucho.

La coloqué bien en la obertura y empujé un poco para meter la punta, miré su expresión, lo había notado pero esperaba a que empujase un poco más, así que lo hice y entré más en él.

-¿Bien? – le pregunté avanzando un poco más con mis rodillas.

-Sí – asintió con la cabeza sonriendo y agarró mi brazo para que me acercase más, me dejé caer sobre él, acabando de entrar casi por completo, aún estaba demasiado apretado pero en un par de minutos estaría perfecto para que acabase de entrar.

Apoyé las manos en la almohada a ambos lados de su cabeza para no dejar todo el peso de mi cuerpo sobre él. Empecé a mover mis caderas contra las suyas a un ritmo ascendente hasta que me sentí entrar y salir por completo de él. Nuestros labios se buscaban con ansias, mis movimientos no cesaron, sus dedos se clavaban en mi espalda, nuestros cuerpos se reclamaban y en su cuello acabé dejando más de tres marcas antes de llegar a mi límite.

Salí de dentro de él y me tumbé en la cama a su lado, se giró para mirarme y dejó un suave beso sobre mis labios, yo agarré su cara y volví a darle otro.

Él me enredó con sus brazos y escondió la cara en mi cuello y me sentí extraño, porque a mí nadie antes me había abrazado después del sexo, solo Lucas.

MARK P.O.V

Me senté en los bancos del vestuario dónde nos duchábamos, a mi lado estaban Kai y Lucas hablando de sus cosas, observando a YuNa esperar su turno, ella llevaba su toalla enrollada en el cuerpo y más que impaciente, miraba la zona de las duchas con miedo, yo no podía ver quién se estaba bañando, porque había un muro que nos lo impedía, pero por eso no le iba a quitar el ojo de encima.

-Están JiSoo, JungKook, NaYeon, SeHun y Lisa dentro – me informó HaeChan, que salía de esas duchas colectivas – da miedo, no te voy a mentir.

-Vale – dije yo asintiendo con la cabeza.

Seguí mirándola hasta que salió JiSoo, desnuda y sin acabar de aclararse el cuerpo de jabón, le tendió la mano a YuNa pero ella negó con la cabeza.

-Mark – HaeChan suspiró – no podemos protegerla, llevo cinco palizas de SeHun y JungKook y no pienso rendirme, pero no podemos protegerla las veinticuatro horas.

-HaeChan – me puse en pie – no me subestimes – le di un par de golpecitos en el abdomen y me dirigí dónde JiSoo intentaba meter a YuNa con ellos – basta, JiSoo – le bajé la mano que aún le tendía y eso llamó la atención de todos los de la ducha – vámonos – cogí la mano de YuNa y la alejé de JiSoo, sabiendo que eso me costaría caro, pero no podía permitir que hicieran con ella lo que quisieran, no delante de mis narices.

-Mark, tengo que ducharme – dijo ella siguiéndome.

-Te vas a duchar – le dije yo parándome frente a una puerta cerrada.

Era la única ducha individual y solo la usaba una persona, porque nadie se había atrevido a quitársela, ni JungKook, y porque él o se duchaba solo y tranquilo, o no se duchaba.

Esperé con YuNa frente a la puerta un par de minutos y después se abrió la puerta, dejándonos ver a BaekHyun empapado de agua y con la toalla alrededor de su cintura. Nos miró a ambos y estiró el cuello para mirar las otras duchas.

-Entra – él la dejó pasar y cuando estuvo dentro, le cerramos la puerta.

-Gracias – dije yo, BaekHyun sonrió un poco y se reunió con Kai y Lucas, que estaban al corriente de todo lo que pasaba.

Yo esperé apoyando la frente en la puerta de ese cubículo en el que YuNa se duchaba y cerré los ojos, estaba siendo un día de mierda en general, para mí y para todos, menos para BaekHyun y Lucas al parecer.

Cuando YuNa salió, pudo vestirse sin ningún problema y Kai y yo la acompañamos hasta su celda, le explicamos a TaeYong y JaeHyun lo que había pasado y volvimos a nuestras celdas a dormir. Necesitaba hacerlo y pasar al día siguiente, a ver si era un poco mejor o almenos sacaban a TaeMin de allí, así podríamos seguir con el plan de fuga.

-¿Mark? – escuché mi nombre en un susurro desde la puerta de la celda a la que le daba la espalda y me giré – Mark – reconocí a YuNa agachándose al lado de mi cama – ¿puedo quedarme aquí? Hay alguien llamándome y no sé quién es.

-¿Qué? – fruncí el ceño y me di cuenta de que estaba llorando – sí, entra – retiré el edredón dejándola pasar y se tumbó a mi lado, entonces nos tapé a ambos – ¿Qué pasa?

-Alguien me está llamando desde el fondo del pasillo y no sé quién es ni que quiere – sollozó.

-Vale – susurré abrazándola – cállate, a ver si escuchamos algo – pegué su frente a mi pecho para pegarla más a mí y alejarla de la puerta de la celda.

Nos quedamos callados e intentando que nuestras respiraciones no sonasen para poder escuchar bien si alguien la llamaba, YuNa temblaba bajo mis brazos, se notaba que tenía miedo y yo sentía una fuerza en mi interior que solo me impulsaba a querer cuidarla.

-YuNa – el susurro se oyó, tal y como ella había dicho hacía un par de minutos.

-Voy a ver quién es – me levanté de la cama y ella hizo lo mismo.

-No, Mark, nos quedamos aquí, por favor – me agarró del brazo con fuerza, suplicándome que no me fuese.

-Si no le plantamos cara al problema, nunca se solucionará.

-Vale – suspiró – pero voy contigo – me agarró la mano con suavidad y asentí con la cabeza.

Salimos de la celda y justo en la de enfrente estaba BaekHyun de pie, que también lo debía haber oído, y en la de mi lado TaeYong. Yo solo continué hacia adelante, con YuNa de la mano, hasta salir del pasillo y entrar en otra puerta desde dónde había vuelto a sonar su nombre. YuNa seguía temblando y en el fondo yo también, porque sabía quiénes eran, pero también que almenos BaekHyun y TaeYong estaban despiertos y alerta.

Entre junto a YuNa a la lavandería, dónde nos habían llevado las voces y en la pared más amplia vi varios dibujos, eran siete muñecos, todos aparentemente muertos.

-Llamábamos a YuNa – sonó una voz detrás nuestro – no a YuNa y a Mark – objetó JungKook mirándonos con los brazos cruzados.

-¿Es una amenaza de muerte, chicos? – pregunté yo mirándolos a todos, eran seis en total, seis de los siete a los que se habían llevado un día después de que YuNa ingresase en el centro y los que le estaban haciendo la vida imposible – que originales – sonreí un poco – están bien hechos – bromeé sobre los dibujos.

-Mark, vete antes de que se me escape el cuchillo hacia tu dirección – me amenazó SeHun.

-¿Qué hablas, payaso? – habló Kai mientras caminaba con una sonrisa vacilona en sus labios hacia mí y hacia YuNa, seguido por los demás, sabía que no me dejarían solo – ¿te has visto jugar a básquet? Apuntas a una canasta y aciertas pero en la otra – bromeó colocándose a mi lado y tapando a YuNa con su cuerpo.

-Ha venido toda la pandilla – rió JiSoo – ¿Cómo os llamáis? Tendréis un nombre, ¿no?

-Pues la verdad es que no – dijo TaeYong – ¿y vosotros? Tengo curiosidad.

-Los súper artistas – bromeó BaekHyun mirando los dibujos – enserio, esto lo ha hecho JungKook, ¿verdad? – lo señaló y noté como la mano de YuNa apretaba más la mía, para que no la soltase, porque la cosa se iba a poner muy fea – tiene pinta – rió – solo un burro como él me haría más alto que Kai y Lucas.

-Cada vez tengo más motivos para matarte – murmuró él.

-¿No os dais cuenta que tenéis mucho que perder? – habló NaYeon poniéndose delante de JungKook.

-Parece que sois vosotros los que no sabéis con quién estáis hablando – dijo Kai sin borrar la sonrisa de sus labios.

Unos aplausos lentos y fuertes interrumpieron nuestra conversación, todos miramos dirección a la puerta y vimos al mismísimo TaeMin, el que hacía diez minutos estaba enjaulado, caminar con tranquilidad, aplaudiendo mientras sonreía y miraba los dibujos.

-Son increíbles – los señaló – gran trabajo, JungKook – llegó hacia nosotros y se colocó justo delante de YuNa, tapándola por completo, todos lo miramos sin entender nada – solo que firmar la declaración de guerra en una lavandería es un poco cutre, ¿no creéis?

-¿Cómo has salido de la jaula? – preguntó JiSoo dando un paso al frente.

-Un mago nunca desvela sus secretos – dijo él sin perder la sonrisa – estáis empezando una guerra que vais a perder, y cuando lo hagáis, no me digáis que no os lo avisé – sentenció él metiendo sus manos en el bolsillo de su sudadera.

-¿Sabes, TaeMin? – JungKook empezó a caminar hacia él y TaeMin lo esperó en el sitio – puedo ser igual de malo que tú – lo advirtió con dureza y TaeMin soltó una carcajada.

-No, no puedes – le aseguró él – ¿te digo por qué? – esperó una respuesta pero JungKook no movió ni un músculo – porque yo no tengo nada que perder – susurró muy cerca suyo, intimidándolo, porque era capaz de intimidar a quién quisiera.

Todos esperamos una respuesta de JungKook pero este se desplomó al suelo inconsciente y el cuerpo de Momo, aparentemente enfadada, estaba detrás.

-Lo había avisado esta mañana – se crujió el cuello.

-¿Lo has matado? – gritó NaYeon acercándose a JungKook.

-No, estará inconsciente unas horas – dijo ella – ahora todos a la celda – señaló la puerta – ya – gritó sin apartar a mirada de TaeMin – o al próximo que toque, sí que lo mataré – amenazó ella.

Los demás se fueron, pero nosotros no, porque algo nos decía que quería que nos quedásemos.

-Quiero preguntar cómo has hecho eso pero no quiero saber la respuesta – Lucas miró el cuerpo desplomado de JungKook.

-Mirad – suspiró y nos miró más relajada – dejadlo, os estáis metiendo en el agujero negro. No dudo que podáis acabar con ellos, pero no los conocéis bien, son igual de capaces que vosotros y les estáis tocando ya mucho las narices – nos aconsejó – no pido que os rindáis, solo que seáis inteligentes – miró a Lucas – que vuestra vida valga más que vuestro ego.

-¿Y tú de qué lado estás, Momo? – pregunté yo confundido, porque no lograba entenderla.

Ella no contestó, solo resopló, cogió a JungKook por el cuello de la sudadera y empezó a arrastrarlo como si fuese un saco de patatas fuera de allí.

-¿Debería ir? – Lucas la señaló y todos lo miramos – sí, ¿verdad? – frunció el ceño – sí, voy a ir – dio un par de pasos caminando y echó a correr detrás de ella – Momo – gritó antes de desaparecer.

Nos quedamos unos minutos en silencio todos, asimilando la situación, a YuNa se la veía muy pequeña teniendo delante a TaeMin, se notaba que le imponía lo suficiente como para ni mirarlo.

-¿Estás bien? – TaeYong tocó la parte de detrás de la cabeza de YuNa.

-Sí – murmuró ella asintiendo, sin sonar ofensiva o burlesca con él.

-Tenemos que ir con mil ojos – dijo TaeMin – van a ir a por nosotros a muerte – miró los dibujos con entretenimiento – hay que ver – rió por lo mal que estaban – buenas noches, chicos – tocó el hombro de YuNa y lo masajeó un poco antes de irse el primero hasta las celdas.

-Yo también quiero preguntar cómo ha salido de ahí, pero no quiero saber la respuesta – Ten lo miró alejarse.

Todos nos dirigimos a las celdas y YuNa no estaba dispuesta a soltarme la mano así que le propuse dormir conmigo esa noche, para estar más segura y para que se calmase y aceptó enseguida, además, no tardó nada en dormirse mientras que yo tardé una eternidad.

 

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