Fanfic: Behind the bars (Super M) Capítulo 3

Fanfics

Fanfic: Behind the bars (Super M) Capítulo 3

Autora: YASSGY0MIE

Fanfic: Behind the bars (Super M) Prologo

MARK P.O.V

Cogí la bolsita con un gramo de cocaína que TaeYong y yo habíamos preparado y me fui a la parte más apartada de todo el patio exterior, dónde TaeYong y yo hacíamos nuestros trapicheos a escondidas de JungKook y Momo, como se enterasen, estábamos muertos, pero era nuestra forma de conseguir dinero, como en el anterior centro.

Después de la paliza a Jennie el día anterior, las cosas se habían tensado aún más entre los presos, porque ella era incapaz de reconocer a ninguna de las chicas que le hicieron tantos cortes en el cuerpo, JungKook y Momo habían dicho que averiguarían quién había sido pero esa misma noche ya había oído que un grupo más irían a por Kim JongIn. El mismo chico que me esperaba sentado en un bando, con los codos en las rodillas y la cabeza agachada y tapada con la capucha de la sudadera.

-Kai – me coloqué frente a él y alzó la cabeza para después ponerse de pie.

-Gracias – cogió la bolsita y me dio cuatro billetes de los grandes para pagarme, ese tío estaba forrado – ¿quieres?

-No – negué con la cabeza y él se lo guardó en el bolsillo – prudencia, Kai.

-Que sí – dijo con pasotismo – nadie va a saber que tengo esto y si lo hacen no diré que habéis sido vosotros – miró a su alrededor comprobando que nadie nos oía.

-Oye – suspiré pasándome la mano por el pelo – ten cuidado, colega, he oído que esta noche van a por ti.

-¿Quién? – se colocó bien la capucha de la sudadera.

-No sé quién era, pero será antes de la cena, es todo lo que sé.

-¿Y qué quieres a cambio de esa información? – se cruzó de brazos sobre su pecho y negué con la cabeza.

-Nada, solo quería avisarte. Suerte – le di un par de golpecitos en el pecho y me aparté de él para empezar a caminar de nuevo hacia la celda de TaeYong.

No quería ni imaginarme de que manera irían a por JongIn esa noche, si a Jennie la habían dejado así, no quería saber cómo lo dejarían a él, yo ya lo había avisado pero aún así se salvaría. La cárcel era un sitio cerrado y además no habían guardias que nos controlasen, es más, preferían ver cómo nos matábamos, tal y como dijo BaekHyun al entrar, éramos su experimento social.

-Mark – la voz de JaeHyun me paró a la mitad del camino, me giré y lo vi caminando hacia mí – me dijo que te lo diese a ti, que tú se lo darías – me enseñó un fajo de billetes y yo lo cogí.

-Bien – asentí con la cabeza – puedes irte, dudo que quiera verte.

-Lo sé – suspiró dándose la vuelta y yéndose sin decir nada más, la situación entre esos dos me parecía estúpida.

Yo acabé de entrar en la celda de TaeYong, dónde en la puerta ya había una bandera japonesa en honor a Momo, que dormía en esa celda. Él estaba solo, sentado en una silla y contando el dinero de la mesa, yo me senté frente a él y dejé lo que había conseguido a su lado. Después me quedé mirándolo, como se entretenía contando el dinero y emparejándolo sobre la mesa, hacerlo en la celda de Momo era de lo más peligroso, pero él no tenía mucho que perder.

-¿Vas a seguir sin hablarle? – pregunté apoyándome en el respaldo.

-Es mejor así, las cosas están tranquilas – contestó sin mirarme.

-Es una estupidez, la verdad saldrá a la luz, TaeYong – me crucé de brazos y él me miró de reojo – ¿ni por lo que tenéis en común?

-Lo que tenemos en común ya está acostumbrado – contestó con indiferencia, una indiferencia exasperante.

Yo suspiré y me quedé mirando los billetes sobre la mesa durante unos segundos en los que yo calculaba en mi mente.

-Tengo que salir de aquí ya – solté mirándolo de nuevo, él no contestó, empezó a recoger el dinero – llevan un año y medio en un búnker, TaeYong. Les dejé comida para dos años.

-Pues les quedan seis de vida, o deja que salgan y se valgan por ellas solas, no estás obligado a protegerlas – suspiró y lo fulminé con la mirada – no hay manera de salir de aquí, Mark, créeme que tengo las mismas ganas que tú, pero no es posible, nos pillarían y con suerte nos pegan un tiro desde la torre de control.

-Podríamos intentarlo – me encogí de hombros – podríamos idear un plan para fugarnos.

-¿Y luego qué? Viviríamos como fugitivos, a tu mujer y a tu hija les tiene que parecer de puta madre, ¿no? – bromeó con una cínica sonrisa en su rostro.

-Tú podrías reencontrarte con él, y JaeHyun venirse con nosotros.

Él se levantó haciendo un gran estruendo con la silla y me miró desde arriba.

-Cállate, Mark – dijo con dureza y dirigiéndose a su litera para guardar el dinero debajo del colchón.

-Estás insoportable desde que hemos llegado aquí – me puse en pie yo también – y no seré yo quien se coma tu mierda, cambia el humor, habla con JaeHyun o haz lo que te salga de los cojones, pero espabila, amigo – abandoné la celda dejándolo ahí solo.

La amistad entre TaeYong y yo era de muchos años, más de diez, nos formamos juntos, trabajamos juntos, traficábamos juntos, matábamos juntos y nos pillaron juntos. Él era un tío alegre y divertido, desde siempre, nunca lo había pasado tan bien como con él, pero la cárcel lo había cambiado, las torturas lo habían cambiado y ya no era el de antes.

Cuando me pillaron fue por su culpa, porque él se entregó y yo estaba en el lugar equivocado, por eso localizaron a mi hija y a mi mujer y tuve que esconderlas con suministros para dos años, en un sitio dónde no verían la luz, ni respirarían aire puro, pero prometí volver a por ellas e iba a cumplir mi promesa fuese como fuese.

Claro que podía dejar que saliesen, solo con una llamada les abrirían la puerta, pero podían acabar mi mujer en la cárcel y mi hija en un orfanato, eso no lo podía permitir, eso jamás.

LUCAS P.O.V

Mi pelea contra ChanYeol estaba siendo muy reñida, había hecho tres combates pero ninguno contra alguien de mi tamaño y el cabrón se me estaba resistiendo, normalmente no me pasaba eso, ni aunque fuese más grande que yo. El no tomarme las pastillas también me ayudaba, ya me sentía, cuando las tomaba me sentía anulado por completo, como me dijo TaeMin mataban a mi persona, al mejor yo, al yo enfermo mental, al que todo el mundo temía pero a mí me encantaba, me hacía sentir completo. Que me temiesen me proporcionaba un placer que ningún sexo podría reemplazar.

Conseguí tirar al suelo de un derechazo a ChanYeol, que se quedó boca abajo en el asfalto, apoyando las palmas de las manos en el suelo y escupiendo sangre. Momo levantó la bandera para nombrarme ganador y pasar a la siguiente fase y yo aproveché el momento de euforia conjunta para agacharme a ayudar a ChanYeol, aunque él me daba exactamente igual, solo quería que me dijese lo que le había preguntado antes del combato y él había aceptado a hablar, solo si le ganaba.

-ChanYeol – le di la vuelta para que me mirase y él escupió más sangre.

-Te has pasado – ladeó un poco la cabeza.

-¿Quién? – le pregunté agarrándole la mano para levantarlo y fingir ese compañerismo tan elogiado por los aficionados a los deportes.

-BaekHyun, Byun BaekHyun – dijo cuando lo puse en pie.

Yo asentí con la cabeza y le solté la mano para irme de allí. Lo busqué por el patio pero no lo encontré en ningún sitio, me metí en los baños y tampoco, en las duchas tampoco pero sí vi allí a Jennie duchándose allí.

-Jennie – me quedé frente a ella y abrió los ojos bajo el agua – ¿sabes dónde está BaekHyun?

-En la celda – contestó dándose la vuelta para acabar de enjabonarse bien.

Yo salí de los baños y fui hacia la celda de BaekHyun, estaba al final del pasillo y cuando me asomé por la puerta lo encontré colocándose la sudadera y con el pelo mojado.

-¿Qué haces tú aquí? – preguntó ajustándose mejor la prenda de ropa.

-Necesito un favor – di un paso hacia delante para entrar en su celda.

-Eh – alzó la voz para que no siguiese caminando – retrocede – puso el dedo en mi pecho desnudo y empapado de sudor – que asco, tío, ni un paso más – alargó el brazo hacia la litera y sacó de su neceser un desodorante – échate esa mierda – me la dio y después cogió la colonia – y esta – lo cogí con ambas manos – puto apestoso, que viene a dejarme el aroma en la celda – se apartó de mí pero aún así supe que si no me echaba de eso no me dejaría entrar – y ponte algo encima – me señaló el torso desnudo y suspiré, me eché de todo lo que me abía dado y lo dejé sobre la cama.

-Si te pone demasiado verme sin camiseta, mira hacia otro lado – dije entrando por fin en la celda y colocándome frente a él, que me miraba alzando las cejas y desde abajo, porque yo era más alto que él – necesito un teléfono móvil.

-Yo no tengo de eso – intentó esquivarme para irse hacia su cama pero le puse la mano en el pecho y lo hice volver a su sitio – no me vuelvas a tocar, o tendremos problemas.

-Sé que tienes un teléfono, BaekHyun – suspiré – será rápido.

-Ya, como entenderás no te voy a dar un teléfono por obra de caridad – se cruzó de brazos y yo me saqué del bolsillo un gran fajo de dinero y se lo enseñé.

Él lo cogió y lo contó, dos veces, por si se equivocaba en la primera.

-Tienes siete minutos – me dio el teléfono móvil y yo sonreí al cogerlo, hacía más de ocho meses que no cogía uno de esos – y espabila, que aquí duerme la novia de JungKook – dijo refiriéndose a NaYeon.

-Que sí, plasta – susurré sentándome en una de las sillas de la celda y marcando el número de teléfono que aún recordaba.

Me lo llevé a la oreja y miré de reojo a BaekHyun tumbado en su cama, mirándose en un pequeño espejo que había pegado en el techo de la litera, colocándose bien el pelo naranja y mirándose el afeitado.

-YungWoo – dije cuando el teléfono se descolgó de la otra línea.

-Lucas – pronunció mi nombre en un tono casi inaudible, su garganta parecía estar seca y deshidratada – ¿dónde estás? No voy a aguantar más.

-Estoy en la cárcel – murmuré y se hizo el silencio, en la celda, YungWoo no contestaba y BaekHyun se había sentado en la cama para mirarme – YungWoo.

-Me voy a morir, Lucas – sollozó – me prometiste que eso no pasaría.

-No va a pasar, te lo prometo, estoy con él, le sacaré la información y te salvaré la vida. Saldré de aquí como sea, YungWoo, te lo prometo.

Nadie contestó, YungWoo colgó el teléfono y yo no estampé el que tenía en la mano contra la pared porque no era mío, pero en vez de eso le di un golpe con el puño a la mesa y cerré los ojos recordando la voz de mi hermanastro tan apagada, sabía que por su enfermedad estaba en sus últimos meses y que no había una cura, que estaba destinado a la muerte. Pero había una persona que podía tener la cura a eso o algo con lo que tratarlo y jamás lo había tenido tan cerca.

Cuando me enteré de que YungWoo, adoptado por mis padres cando tenía tres años, padecía de una enfermedad terminal y que no había nada que hacer, quise mover tierra, mar y aire para buscar al tío que experimentaba por su cuenta y podía tener la cura a esa enfermedad. Solo que mi cabeza dio un tumbo y decidí hacer un gran robo, de muchos y muchos millones, matando a gente y a tomar por culo, en la cárcel y con un diagnóstico de psicopatía en segundo grado. En pocas palabras que estaba loco.

-Gracias – dejé el móvil sobre la cama de BaekHyun.

-Te han sobrado seis minutos – contestó él cogiendo el teléfono – ¿estás bien?

-Sí – murmuré yo saliendo de su celda, no quería hablar con nadie, tenía que irme a algún sitio dónde no hubiese nadie si no quería matarlo.

Tenía que salir de ese sitio.

CHITTAPHON P.O.V

Me encendí el cigarro sentado en uno de los bancos de las mesas del patio, apoyé la espalda en la pared de cemento y miré al cielo estrellado, desde ese centro se veían mejor, estábamos más apartados de la civilización y por lo tanto menos contaminación lumínica que nos tapase el cielo, creo que era lo único bueno de ese lugar, eso y que no había guardias para tocarnos las narices.

-Buenas noches – la presencia de un rubio e imponente chico a mi lado hizo que girase la cabeza para mirar como TaeMin colocaba un ordenador en la mesa.

-Buenas noches – contesté yo quitándome el cigarro de entre los labios – ¿un regalo de Navidad por adelantado? – bromeé.

-Sí, podrías tomártelo así – se encogió de hombros con su sonrisa característica que era la más atractiva que se me había puesto delante jamás.

-¿Y qué quieres? – tiré el cigarro al suelo y lo pisé.

-La electricidad de este lugar se va cada noche a las 03:45 de la madrugada, cada día, cuando todos dormimos – me dijo mirando la torre de control, dónde habían dos guardas vigilándonos desde arriba – hasta las 03:55, diez minutos exactos, ni uno más, ni uno menos.

-Ya – asentí con la cabeza – te aburres por las noches, ¿verdad? A la próxima avísame y nos fumamos un cigarro juntos, no cuentes los minutos que estamos sin electricidad.

-Me lo apunto – murmuró y sonreí – pero ¿sabes por dónde quiero ir?

-Te quieres fugar en esos diez minutos – intuí yo, subiendo los pies a la mesa.

-Exacto – sonrió ampliamente – pero no es tan sencillo, para que salga bien tiene que estar muy bien preparado – me miró fijamente – a la perfección, al milímetro, Chittaphon.

-Ten – le corregí yo – ¿y el ordenador?

-Necesito tu ayuda.

-Vale – asentí – pero estoy dentro del plan de fuga.

-Claro – asintió él también – sino no te lo pediría. Necesito que hackees las cámaras de la torre de control.

-Eso va a llevarme días – lo avisé frunciendo el ceño.

-No hay prisa – se encogió de hombros y yo asentí con la cabeza – pero no podemos hacer esto solos, necesitamos un equipo, completo y que tengan las mismas ganas que nosotros de salir de este lugar, gente en la que podamos confiar.

-¿Confías en alguien aquí dentro?

-Para vivir hay que confiar – me dijo en modo de aprendizaje de vida, muy melancólico – y yo estoy confiando en ti.

-Bien, ¿pues a quién propones tener con nosotros? – suspiré mirando a los que estaban en el patio, no eran todos, algunos estaban en las celdas, otros duchándose, esperando a la hora de cenar.

-Tú primero – me hizo un gesto con la mano para que tomase la iniciativa.

-BaekHyun – dije con seguridad – es un tío duro, todas las muertes pasan por sus manos antes que por las de cualquier otro, calculado y manipulador. Sé que tiene que salir de aquí cómo sea.

-Kai, el guapo – dijo él sonriendo – no hay nadie con más cojones que él, lo buscaban por torturador, asesino y descuartizador y robó diez quilos en diamantes que tiene escondidos, sabiendo que lo iban a pillar.

-TaeYong – seguí – BaekHyun controla las muertes, TaeYong el tráfico de armas, droga y personas, esos dos tienen el control de todo ahí fuera, además es un tío frío y prudente – dije yo analizándolo con la mirada desde lejos – con su mejor amigo, Mark, nadie conoce las armas ni las rutas de transporte ilegales mejor que él.

-Y el estrella – sonrió con malicia – un ladrón de primera mano y un terrorista, Lucas – susurró su nombre y yo ladeé la cabeza – hazme caso, necesitamos a alguien como él, con su temperamento.

Acabé asintiendo, si él lo decía sería por algo, estaba loco, porque lo estaba de remate, pero su mente era de las más entrebuscadas y eficientes que ese mundo podría tener, era inteligente y macabro, la puta combinación perfecta.

-¿Y cómo los juntamos? – pregunté en un suspiro.

-Déjamelo a mi – se puso en pie y me sonrió – ¿vamos? – me acercó su mano y se la agarré para que me ayudase a levantarme.

Ambos empezamos a caminar entre la gente para ir al comedor a cenar y yo solo me limité a confiar en su capacidad de convicción para que esos cinco chicos, hijos del mismísimo demonio, se uniesen a nosotros.

-Eh – paró en seco por uno de los pasillos y prestó atención a su alrededor, yo hice lo mismo pero no oí ni vi nada raro – JongIn – sonrió con ironía girándose hacia una puerta de madera cerrada, que daba a uno de los baños comunes.

Entonces oí un grito desgarrador dentro, y era de JongIn, la noche anterior habían torturado a Jennie, esa noche por esa regla de tres le tocaba a él.

TaeMin tiró la puerta de una patada y nos quedamos cada uno apoyado en un marco, mirando la escena. Como no teníamos ninguna cuerda, habían clavado a Kai en la pared, con un clavo atravesándole cada mano, la sangre bajaba por sus brazos, sus hombros, su pecho y su torso, donde tenía un gran corte atravesándolo, desde la de cadera derecha, hasta el hombro izquierdo y por lo que parecía cada vez cortaban un poco más, haciendo más profunda la herida. A juzgar por la cara de JongIn y sus nudillos, se había resistido a esa mierda.

-Siento aguar la fiesta, chicos – TaeMin dio un par de imponentes pasos hacia el interior y el grupo de diez hombres se lo quedó mirando – pero no puedo dejaros hacer esto.

-A ti nadie te ha dado vela en este entierro – dijo el que estaba más cerca de JongIn, que ni siquiera parecía estar consciente – ¿o vas a decírselo al jefe?

-Peor – rió TaeMin – me encargaré yo de solucionar esto – siguió caminando entre los hombres, que lo miraban entre vacilantes y temerosos – fuera – alzó la voz y s quedó frente a Kai, con las manos en la espalda y mirándolo con admiración – que puto destrozo habéis hecho – murmuró sin apartar la vista de él.

Yo entré del todo en el baño y esperé a que todos salieran a regañadientes, les faltaban huevos para contradecirlo. Me acerqué a JongIn y me quedé al lado de TaeMin.

-JungKook no puede enterarse de esto – dije yo.

-No – negó con la cabeza – vamos a soltarlo.

Entre ambos quitamos los clavos de las manos de JongIn y eso lo despertó, porque gritó a cada clavo y después de dejó caer sobre TaeMin, lo habían destrozado pero no había hablado de los diamantes y no iba a hacerlo jamás, por mucho que lo torturasen.

-Vamos – TaeMin lo cogió en brazos, porque era incapaz de mantenerse en pie y Kai enredó los brazos a su cuello para agarrarse.

Lo llevamos a la celda, a la suya, y TaeMin lo dejó en la cama mientras yo lo quitaba todo de por medio, ninguno de esa celda era demasiado ordenado y me estaba poniendo de los putos nervios porque JongIn no paraba de sangrar y apenas estaba consciente.

-Ten – TaeMin me miró con las manos llenas de sangre y tembloroso – tengo que limpiarme esto.

-Sí, vete antes de que te vuelvas loco – BaekHyun interrumpió en la celda y TaeMin se marchó – ¿qué cojones ha pasado? – miró a Kai y yo me arrodillé a su lado tratando de cortar la hemorragia con mi camiseta – joder, ¿Qué cuide de la princesa? Tenía que cuidar más de ti – dijo BaekHyun agarrando la cara de JongIn y moviéndola – despierta, guapo – le dio un par de golpes hasta que él reaccionó y empezó a moverse – no te muevas, que la palmas.

-BaekHyun – lo llamé – en la celda de TaeYong, la número ocho, hay morfina, de SuHo, tráela – le ordené y él se marchó corriendo – no te me mueras, Kai – dije presionando en el corte, pero era demasiado grande.

-¿Qué cojones haces en mi celda? – la voz de TaeYong sonó en el pasillo y yo me asomé.

-Cállate y ven aquí a ayudarme – le grité, él suspiró con tranquilidad y se metió en la celda – empieza con las manos, véndaselas, ChanYeol tiene debajo de la cama vendas.

-¿Te conoces todas las celdas? – BaekHyun volvió a entrar, con el bote de morfina y la jeringuilla, preparándolo todo para inyectársela.

-Soy observador – murmuré mirando la cara de JongIn y como se retorcía de dolor.

-Aguja e hilo – tartamudeó él – ChanYeol – volvió a decir.

-Sí – TaeYong sacó el kit de urgencias de ChanYeol de debajo de la cama – ¿este tío es enfermero?

-Rápido – dije aguantando el brazo de JongIn para que BaekHyun se la inyectara, una buena dosis, para calmarlo y que no doliese tanto.

TaeMin volvió, sin nada en el torso y con unos pantalones nuevos, no entendí muy bien que le había pasado con la sangre, cuando la había visto en sus manos y su cuerpo había entrado en pánico, él, TaeMin entrando en pánico al ver sangre, algo no iba bien. Él trabajaba con sangre.

Se mantuvo alejado de Kai, se encargaba de vigilar que nadie entrase ni siquiera al pasillo, para dejarnos vía libre y espacio para curar el corte de Kai, no sé ni cómo conseguimos hacerlo, simplemente nos compenetramos los tres, cortamos la hemorragia, curamos el corte y le vendamos las manos y el torso. Cambiamos las sábanas y lo limpiamos todo para no dejar rastro de nada y lo volvimos a meter en la cama, bien tapado y descansando.

-Buen trabajo chicos – dije yo chocándole la mano a TaeYong.

-Sí, hacemos un equipo de puta madre – rió BaekHyun recibiendo mi mano entre las suyas.

-Tenemos que dejarlo descansar – dijo TaeYong.

Todos asentimos y nos fuimos junto a TaeMin al comedor, dónde ya estaban todos sentados en la mesa y comiendo, éramos los últimos, le dijimos a Momo que Kai se había quedado dormido y por eso no iría a cenar y ella simplemente asintió.

Nosotros cogimos la comida y sin decirnos nada nos sentamos en la misma mesa dónde se sentó TaeYong con su amigo Mark, él se sorprendió pero no dijo nada. Ninguno dijimos nada, yo esperaba a que TaeMin lo hiciese, era él quién me había dicho que se encargaría de reunir al grupo y tenía a una buena plantilla en la misma mesa, era el momento.

Al final TaeMin se decidió por explicarles lo mismo que a mí, el plan de fuga y los miembros que tenía pensado para que participasen con nosotros.

-Yo me apunto – dijo Mark abriendo su yogur y metiendo la cuchara dentro – tengo que salir de aquí, contad conmigo.

TaeMin miró a BaekHyun, que lo tenía delante y entretenido con su manzana.

-¿Qué cojones? – sonrió – yo también, no hay nada que perder, además me aburro aquí dentro.

-¿TaeYong? – lo miré y él negó con la cabeza.

-Socio, no me jodas – BaekHyun lo miró ladeando la cabeza – te necesitamos.

-Tú no tienes nada que perder, yo sí – contestó sin mirarnos a ninguno, solo a su manzana también.

-No vamos a perder – aseguró TaeMin – observa al equipo, ¿Qué puede salir mal?

-Todo – dijo con una sonrisa irónica.

-Eso no es seguro – dije yo.

-Y cuando nada es seguro, todo es posible – TaeMin miró a TaeYong sentado a su lado y este levantó las cejas por lo que el otro acababa de decir.

-Socio – repitió BaekHyun abriendo más los ojos, sin creerse que no se apuntase a algo así, porque algo muy gordo debía tener en juego – vamos, será divertido.

-Va, TaeYong – lo animó también Mark.

TaeYong mordió su manzana y nos miró a todos, uno a uno, analizándonos y pensándose la respuesta.

-Está bien – dijo al fin, haciendo que todos sonriésemos – ¿Y Kai y Lucas?

-Con Kai hablaré yo mañana – nos dijo TaeMin apartando su bandeja a medio acabar para apoyar los brazos cruzados sobre la mesa.

-Yo puedo hacerlo con Lucas – BaekHyun lo miró sentado con dos chicas y un chico más mientras comía – hablaré con él mañana también.

-Perfecto – TaeMin sonrió ampliamente mirándome victorioso.

Solo teníamos que acabar de reunir al equipo y todo empezaría, las puertas de nuestra libertad empezaban a abrirse.

 

 

Continuara….

 

¡No olvides en leer estas noticias importantes!

Te puede interesar

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *