Fanfic: Behind the bars (Super M) Capítulo 18

Fanfics

Fanfic: Behind the bars (Super M) Capítulo 18

Autora: YASSGY0MIE

Fanfic: Behind the bars (Super M) Prologo
Corea del Sur

TAEMIN P.O.V

El día estaba siendo relativamente tranquilo, solo una pequeña pelea entre Kai y SeHun, habían llegado a los puños pero rápidamente se separaron, así que no tuvo mucha importancia. Nuestra fuga iba viento en popa, habíamos avanzado ocho metros más y estábamos llegando a un lugar estratégico, la pena de muerte de Ten se había atrasado y al día siguiente BaekHyun y Lucas tendrían su juicio, el segundo estaba con su abogado en ese momento, mientras yo estaba solo en el patio, haciendo cálculos para nuestra fuga.

Respecto a mi relación con Kai y Ten, no habíamos hablado, Kai no se me acercaba apenas, Ten lo hizo el día anterior pero como acabamos follando, no hablamos de nada y eso le molestó, no me lo dijo, pero yo lo sabía. Así que solo esperaba a que viniesen a hablar, no tenía prisa y ellos se estaban demorando demasiado en hacerlo.

Pero ese día parecieron ponerse de acuerdo por fin y en el patio, se acercaron ambos a mí, sentándose en el banco de enfrente y mirándome dispuestos a hablar.

-¿Qué? – les pregunté yo sin apartar la vista de mi libreta.

-Tendremos que arreglar esta mierda, ¿no? – preguntó Ten encendiéndose un cigarro.

-¿Qué hay que arreglar? – pregunté yo dejando las hojas en la mesa que nos separaba y mirándolos.

-No puedes acostarte con los dos – dijo Kai preparándose lo que parecía ser un porro.

-Ah, ¿no? – reí con ironía – ya lo he hecho.

-¿Puedes no tomarte las cosas a broma, TaeMin? – me preguntó Ten quitándose el cigarro de los labios y mirándome serio – ¿Qué somos, tu puto juego?

-No – les aseguré yo entrelazando mis manos en la mesa.

-Pues da esa sensación, ¿sabes? – me dijo Kai para después pasar la lengua por el papel con el que envolvía el tabaco y la marihuana – mientras follábamos podrías haberme comentado que también te tirabas a Ten.

-Cierto, culpa mía – suspiré – ¿algo más? Ya he asumido la culpa.

-¿Bromeas? – me preguntó Kai y alcé las cejas.

-¿Qué queréis? ¿Qué me quede con uno? ¿Qué elija? – los señalé a ambos y ellos se miraron.

-Claro – dijo Ten con un claro tono de obviedad.

-Lo siento, chicos – me puse en pie, le quité a Kai el porro para darle una calada y sonreí – no puedo elegir.

-No te creo – Kai rió con sarcasmo.

-¿Por qué no?

-Porque es imposible sentir lo mismo por dos personas, siempre sientes más por uno que por otro, la vida va así – me explicó él y yo sonreí.

-No sabes nada de la vida entonces, Kai – me agaché a darle un beso – la solución está en vuestras manos – le robé otro beso a Ten – podéis poneros de acuerdo y que uno renuncie, o aceptar poder vernos los tres de vez en cuando – me encogí de hombros, muy consciente de lo que les pedía, pero realmente por mí mismo yo no podía renunciar a ninguno de los dos.

-Definitivamente, está de broma – susurró Ten a mi espalda, cuando me dispuse a irme y a dejarlos solos para que hablasen.

Yo sonreí sin que me vieran, quería saber cómo lo solucionaban y tenía la sensación de que no tardarían en hacerlo.

Con mi libreta en la mano me acerqué a la mesa dónde estaba TaeYong jugando a las cartas con algunos presos y presas más y me puse a sus espaldas, él me enseñó la palma de su mano y yo dejé el papel arrugado de mis cálculos ahí.

-¿Para cuándo? – preguntó leyendo lo que ponía.

-En cuanto antes – le dije yo.

-Vale – suspiró y se guardó el papel en el que también habían algunos de los materiales que necesitábamos.

La mafia de NCT127 nos estaba ayudando en todo, además serían ellos los que nos esperarían cuando nos fugásemos, para darnos un sitio donde refugiarnos, por eso TaeYong no los delataría, cada vez tenía más razones, pero YuNa también era una gran razón de pesa para que sí lo hiciera, por eso yo solo me daba prisa en salir en cuanto antes, para que no se cargasen a Lucas y BaekHyun, y para que TaeYong no delatase a su mafia.

Yo quise irme hacia los vestuarios para darme una larga y relajante ducha pero un cuerpo fuerte y ancho de espaldas me cortó el paso y sin mirarlo, solo por el olor corporal que desprendía, ya reconocí a JungKook.

-¿Te importa apartarte? – le pregunté mirándolo a los ojos.

-¿Dónde vas? – preguntó con una cínica sonrisa – ¿a acabar de preparar tu fuga?

-Estás pesado con la fuga – dije en un suspiro.

-Deja de ocultármelo, sé que la estáis preparando, pero tranquilo, yo no le he dicho nada a nadie – se acercó a mi oído para hablarme y yo me quedé callado, esperando a que siguiese hablando – pero mi silencio tiene un precio, ¿sabes?

-No hace falta que sigas hablando, JungKook – sonreí – quieres fugarte con nosotros, ¿verdad?

-Exacto – sonrió aún más amplio – y eso implica que BaekHyun no me mate.

-No me jodas – reí – sabía que en el fondo BaekHyun te daba miedo, pero no pensé que tanto – dije sin dejar de reír – lo siento, yo no sé qué planes tiene BaekHyun contigo – me encogí de hombros y en realidad sí que lo sabía, tampoco hacía falta ser amigo de BaekHyun para saber que se lo iba a cargar en cuando tuviese la ocasión.

-Pues vas a averiguarlo, si no quieres que toda la cárcel lo sepa y nos quedemos sin fuga – dijo él, chantajeándome.

-Hablaré con BaekHyun – le aseguré.

-Y estoy dentro de la fuga – siguió él.

-Sí… – sonreí – lo que tú digas.

-Espero que vayas informándome del plan – sonrió.

-Claro, pero en otro momento – le di un par de palmaditas en el hombro y lo esquivé para marcharme.

Después de ducharme pensaba hablar con BaekHyun, no para lo que JungKook pensaba, no me preocupaba que lo supiera, disfrutaba viendo como creía que nos dominaba, en realidad, acababa de cavar su tumba, no solo por parte de BaekHyun y Lucas, ya por parte de todos cuando les explicase nuestra conversación.

Cuando entré en los vestuarios encontré al hombre que buscaba, BaekHyun estaba solo, con una toalla en la cintura, de pie frente a los bancos que rodeaban el vestuario y mirando algo en su móvil.

-Buenos días – lo saludé yo poniéndome a su lado.

-Hola – contestó él sin mirarme.

-Tengo que hablar contigo, BaekHyun – dije en un suspiro.

-Pues habla – dijo mirándome de reojo.

-¿Cuándo tienes pensado matar a JungKook?

-Cuando haya sufrido lo suficiente.

-Sabe lo de nuestra fuga, quiere venir con nosotros, que no lo mates y además me ha amenazado con ir diciéndolo a los presos – le expliqué yo.

-Pues tranquilo, lo mataremos en mitad de la fuga – se encogió de hombros.

-No lo provoques, BaekHyun, la fuga está en juego – lo advertí.

Él me ignoró y me enseñó una foto en la pantalla, se trataba de un niño pequeño, de no más de dos años de edad, y por su cuerpo lleno de manchas y que estaba en una cama de hospital lleno de tubos, lo reconocí enseguida, porque yo le había hecho eso, eran los síntomas de las enfermedades que inyecté en varias mujeres embarazadas.

-¿Lo reconoces? – me preguntó él.

-Uno de mis experimentos – dije yo con tranquilidad.

-Es el hijo de JungKook y NaYeon, ya sabemos porque te querían muerto – dijo él y yo sonreí con ironía – el niño va a morir – se colgó la ropa de un hombro – ¿cuenta como provocación eso, TaeMin?

Yo lo miré con el mentón en alto, y quise matarlo, porque me ignoraba, era el único que no me respectaba ni un poco y sin miedo a nada, por eso era el mejor que teníamos en el equipo, pero que se iba a cargar la fuga por culpa de sus ganas de venganza.

BAEKHYUN P.O.V

Después de la conversación con TaeMin, la cual pensaba ignorar, planifiqué por teléfono y con mis hombres la muerte de ese niño, sería al día siguiente al medio día, la noticia le llegaría a JungKook y NaYeon por la tarde, no sabrían que habría sido yo, simplemente lo iba a desconectar, como si hubiese muerto por la enfermedad que tenía.

Estaba en el patio con Mark y Kai, sentados en el suelo y fumando los tres juntos, el patio estaba algo más alterado por la llegada del nuevo preso o presa que sustituiría a JunMyeon, gracias a que lo maté, ChanYeol y yo estábamos entablando una amistad y no me desagradaba, dentro de ese agujero, rodeado de psicópatas, él era un buen tío, con sus delitos, pero buen tío.

Yo esperaba más a Lucas, el cual llegó antes que el nuevo recluso, como todos sabían a lo que nos enfrentábamos, y realmente creían que habíamos atentado contra el presidente, nos miraban o con admiración o curiosidad, incluso con pena por nuestra condena.

-Hola – Lucas se sentó con nosotros y los tres lo miramos preguntándole por su abogado – nada, dice que no cree que pueda hacer nada para que no me condenen a muerte pero que hará todo lo que pueda – suspiró – ¿tú cuando ves a tu abogado? – preguntó mirándome sonriente.

-Mañana, justo antes del juicio – le dije pasándole mi cigarro.

-No nos queda nada que hacer, la única y última opción para que vivamos es la fuga – dijo él encogiéndose de hombros y mirando la puerta por la que había entrado y a la que se estaba acercando una furgoneta – es la nueva presa.

-¿La has visto? – preguntó Kai tirando su cigarro al suelo.

-Sí, me he cruzado con ella por el pasillo – se puso en pie y me dio la mano para ayudarme.

Como siempre, todos nos reuníamos todos los presos para darle la bienvenida, o más bien para ver cómo era recibida por JungKook y Momo.

Todos fijamos la mirada en como sacaban a la chica de la furgoneta y la metían en el patio como si fuese un perro. Cuando vi un pelo rosa moverse por el aire, quise salir corriendo pero solo tragué saliva con dureza, no podía creerme lo que veía, la misma chica con la que me había casado a la fuerza estaba ahí metida, en el agujero más profundo de todo Corea.

-No me jodas – susurré acercándome con todos los demás a Momo y JungKook, hacia los que caminaba RyuJin con seguridad.

-Yo me encargo – Momo se levantó de la mesa dónde estaba sentada para acercarse a RyuJin y yo me hice paso entre todos para quedar en primera línea – ¿tu nombre?

-Shin RyuJin – dijo ella cruzándose de brazos y Momo la miró de arriba abajo.

-¿Cuántos años tienes? – preguntó con interés.

-Dieciséis – contestó ella.

Todos empezaron a hablar, más carne fresca a parte de YuNa para ellos, putos depredadores. Frente a mí vi a JiSoo frotándose las manos y JungKook mirándome sonriendo.

-¿De qué te acusan?

-Me lo guardo para mí, si no te importa – se encogió de hombros.

-Sí – murmuró Momo, que parecía sospechar de que algo pasaba – dadle el abrigo de SuHo – ordenó en alto – TaeYong, enséñale la celda, en diez minutos en el comedor, es la hora de la cena.

Momo se dio la vuelta y se volvió a sentar en la mesa, al lado de SeHun.

-¿Por qué yo? – preguntó TaeYong – que lo haga Rosé.

-Lo haré yo – me ofrecí agarrando de la mano a RyuJin para sacarla de allí en cuanto antes.

Bajo la mirada de todos, cogí el abrigo de JunMyeon y me llevé a RyuJin a las celdas, hasta meterla en la suya, que compartía con TaeYong, Rosé y YuNa.

-¿Qué haces aquí? – le pregunté mirando como dejaba sus cosas en la litera de arriba de YuNa.

-Alguien dio un chivatazo, y me han pillado – se quedó de pie frente a mí – no estoy segura pero quién lo dio fue una tal, ¿NaYeon?

-Sí – asentí – seguramente fue ella – suspiré.

La miré durante unos segundos, sus ojos estaban apagados, su expresión era triste y de desconcierto, la comprendía, mi mirada era igual el primer día que estuve preso, además ella había ido a parar a lo peor, nuestra cárcel.

-¿Qué es este lugar, BaekHyun? – preguntó ella poniéndose las manos en la cintura.

-Un infierno, hacen una balanza para saber que presos son los más peligrosos y nos juntan aquí, a modo de experimento – le expliqué yo – acomódate y ves al comedor, tu compañera de celda YuNa es muy buena chica, si tienes que juntarte con alguien, ella es una buena opción – le aconsejé yo caminando hacia la puerta de la celda.

Pero no podía irme, no sin saber si al final estaba embarazada, si lo estaba, estar encerrada ahí dentro, significaría su muerte. Y no solo quería saberlo por eso, también me preocupaba el hecho de si iba a ser padre o no.

-RyuJin – me giré de nuevo a mirarla – ¿estás embarazada?

Sus ojos volvieron a juntarse con los míos y asintió levemente.

-Un mes – contestó ella.

-Vale – asentí con la cabeza y salí de allí corriendo hacia el comedor.

No sabía si huía de ser padre o corría a encontrar a quién la había metido en ese agujero, con mi hijo dentro de ella.

En el comedor estaban ya todos y yo vi a JungKook, Momo, SeHun, NaYeon, TaeHyung, YoonGi y JiSoo sentados en la misma mesa, como siempre, los míos también estaban en la suya y antes de dirigirme hacia los primeros, me aseguré de que le daban de comer a RyuJin y ella se sentaba con YuNa y Haechan, que la recibían con mucho gusto.

Yo cogí mi bandeja de comida también y caminé hacia la mesa de JungKook, allí, como no tenía espacio para sentarme, empujé la bandeja de SeHun, sentado en una esquina, y la tiré al suelo.

-¿Pero tú qué quieres? ¿Pelea? – me gritó él poniéndose en pie.

-Gracias – dije yo sentándome en el sitio que había dejado al levantarse, justo frente a JungKook – buenas noches.

-Buenas noches – él sonrió ampliamente mientras pelaba su manzana con el cuchillo de plástico.

-Solo por curiosidad, JungKook, ¿cuánto piensas joderme más? – le pregunté manteniéndome serio – es para equilibrar la balanza.

-¿Yo? – rió – pero si hoy me he portado bien.

-Ah, ¿sí? Entonces no habéis sido NaYeon y tú los que habéis metido aquí dentro a RyuJin, ¿verdad?

-No, eso sí que lo hemos hecho nosotros – admitió – no puede ser que tu esposa no esté aquí contigo, agradécelo, te hemos hecho un favor.

-¿Enserio tienes los cojones de joderme la vida de todas las formas que puedes y después pedirle a TaeMin lo que le has pedido, además de ser inmune ante mí?

-Sí, tengo los cojones – dejó la manzana en la mesa y me miró sin borrar esa cínica sonrisa de su cara.

-Tú lo que tienes es mucha cara – escupí esas palabras como si saliesen solas de mi boca, con mucha rabia – ¿qué pretendes metiéndola aquí?

-Un momento – se levantó del banco y se subió de pie a la mesa, sorprendiéndonos a todos y llamando nuestra atención – escuchadme – dio un par de palmadas – os voy a presentar a la nueva presa, Shin RyuJin – la señaló desde donde estábamos – hola, preciosa – le guiñó el ojo y yo rodé los ojos – ella es la socia directa de Byun BaekHyun, ya lo conocéis, puede que el mayor asesino que haya puesto los pies en Corea jamás, desde que se casaron, segunda al mando de la mafia de crímenes organizados que domina nuestro país. ¿Y queréis saber algo? – esperó a que todos asintieran – está embarazada – gritó – del heredero o heredera, ¿queréis saber algo más? Que si matáis a BaekHyun y cuando nazca su hijo, a RyuJin, el mando pasa directamente a quién sea el tutor legal hasta la mayoría de edad del bebé – explicó él, yo lo fulminé con la mirada, no sabía cómo se había enterado de todo eso, pero el cabrón tenía razón – lo dejo en vuestras manos.

Él bajó de un salto de la mesa y yo enseguida me puse en pie, todos empezaron a murmurar entre ellos, todos ansiosos por obtener ese grandioso poder.

-¿Has acabado tu discurso? – le pregunté con una irónica sonrisa.

-Por supuesto – asintió una vez con la cabeza.

Yo cogí la bandeja y en un movimiento rápido, logré estamparla contra su cabeza, haciéndolo dar varias vueltas hasta que quedó apoyado boca abajo en la mesa. Me acerqué y le puse la mano en la nuca, aguantándolo con la cabeza en la metálica mesa, para que no se moviese, entonces acerqué mis labios a su oído.

-Si estás jugando a ver quién tiene los huevos más grandes, que sepas que se te está tambaleando la torre de tu partida de ajedrez – le di un golpe contra la mesa, esperando a que entendiese que la torre era su hijo.

-BaekHyun – Momo me agarró la mano y me apartó de él.

Yo me dejé llevar, porque no quería cargarla contra Momo, ella solo intentaba que mantuviésemos la calma y todo estuviese en paz.

-Para – me dijo cuando me acorraló contra una esquina, bien apartados de todos, detrás de una columna – deja de meterte en problemas con JungKook.

-No voy a dejar que me aplaste, Momo – dije cruzándome de brazos – deja de preocuparte por todos, o te va a salpicar toda nuestra mierda.

-No me preocupo por todos, me preocupo de que tú estés bien, porque lo necesito – me dijo mirándome muy seria y señalándome con el dedo.

-¿Me necesitas? – reí con ironía – si es algún jueguecito de los tuyos para estar cerca de Lucas, la respuesta es no, no pienso compartirlo – le aclaré y aseguré.

-No pienso interponerme en tu relación con Lucas – me dijo ella – pero estoy embarazada de alguno de los dos y como jamás sabré de quién, os necesito a los dos bien – dijo ella con clara preocupación en su voz – joder – susurró.

Yo me quedé mirándola casi con cara de miedo, porque no me lo esperaba, y menos que lo dijese en ese momento, ni siquiera esperaba que lo dijese, joder, y me había pillado por sorpresa, porque ya me había enterado hacía cuestión de quince minutos que iba a ser padre, ¿pero otra vez? ¿Y de una mujer diferente?

-¿Estás segura? – tartamudeé.

-Completamente – se sacó la prueba de embarazo del bolsillo y a escondidas me la enseñó.

-Cinco semanas – susurré y mentalmente hice cuentas, pero, efectivamente, podía ser yo – ¿Lucas lo sabe?

-Desde hace unos días – ella asintió y yo lo miré de lejos, él solo comía, estaba algo callado y nos miraba de reojo, seguramente porque sabía que Momo me lo estaba diciendo.

-Vale – susurré – mierda – me tiré el pelo hacia detrás y caminé lejos de ella, lejos de todos ellos.

Solo me metí en mi celda y me tumbé en la cama.

MARK P.O.V

Daba vueltas sobre mi colchón poco mullido, tenía sueño pero ni aún así podía dormir, ese día me había estado acordando mucho de mi hija cuando todos supimos que BaekHyun iba a ser padre, a veces se me olvidaba de que yo también lo era y que apenas la conocía, solo había estado sus cuatro primeros meses de vida antes de ingresar en prisión, era una realísima mierda, por eso no podía conciliar el sueño de ninguna manera.

Pero no parecía ser el único, porque YuNa, como siempre que tenía miedo, venía a mi celda y a mí me encantaba que hiciese eso, me encantaba tenerla cerca.

-¿No puedes dormir? – me preguntó en un dulce susurro.

-¿Tú tampoco? – aparté las sábanas para que ella se metiese debajo, conmigo.

-Para mí ya es costumbre – dijo ella acomodándose a mi lado, mirándome con una ladeada sonrisa en su rostro – ¿tú por qué no duermes?

-Pensaba en mi hija – admití y ella me tiró el flequillo hacia detrás.

-Aún tienes tiempo, seguro que está bien – trató de animarme ella.

-Eso espero – dije en un suspiro.

-¿Quieres saber algo? – yo asentí con la cabeza, agradeciendo que cambiase de tema – he estado pensando en lo que quiero hacer cuando salga de aquí.

-¿Y qué quieres hacer? – pregunté yo interesado por su respuesta.

-Tener una vida buena, estudiar para tener un buen trabajo y tener una vida fuera y lejos de todo esto. Yo aún tengo la oportunidad de hacer eso.

-Es una muy buena opción – dije sonriendo, entendiendo que no quisiese convertirse en alguno de los que estábamos allí, que ya estábamos más que perdidos, ella tenía quince años, y cuando saliese con nosotros en la fuga podría rehacer su vida, con otra identidad y en cualquier otra parte del mundo.

-Pero necesitaré tu ayuda porque estudiando soy pésima – rió.

-No creas que yo soy mucho mejor – reí con ella.

Ambos nos envolvimos en una conversación banal, sin importancia alguna, solo hablábamos y nos conocíamos un poco más a fondo, por eso me gustaba que viniese a mí siempre que tenía miedo de que alguien entrara a su celda, porque podíamos tirarnos horas hablando y así sabía más de ella.

Además, como siempre nos pasaba, nuestros cuerpos se acabaron entrelazando sin darnos cuenta, tenía un brazo pasado por debajo de su cuello y con el otro la abrazaba, ella me acariciaba el pelo de la parte de detrás de la cabeza y nuestras piernas estaban entrelazadas, era inevitable no estar así, para ninguno de los dos.

Cuando YuNa rió por alguna tontería que debí decir, escondió su cara en mi cuello para bostezar.

-¿Tienes sueño? – le pregunté acariciándole la gran mata de pelo que tenía.

-Sí – asintió con la cabeza – ¿tú?

-Un poco más que antes – le dije sin moverme, dejando que se quedase pegada a mi cuello, porque la sensación era agradable – vamos a intentar dormir.

Ella asintió y dejó un inocente beso en mi cuello antes de acomodarle mejor entre mis brazos para dormir.

Yo suspiré y estrechándola contra mi cuerpo cerré los ojos para intentar dormirme.

-Oye, Mark – me llamó ella a los pocos minutos – gracias por dejar que duerma aquí.

-No importa, a mí también me gusta – admití mirando el techo de la litera.

-Me haces sentir muy bien – susurró – como si no fuese a pasarme nada malo.

-Eso es que lo estoy haciendo bien – cogí su barbilla y la miré a los ojos – porque es lo que intento, que no te pase nada malo.

-No puedes evitarlo todo – se encogió de hombros y me acarició la mejilla – pero se nota que quieres protegerme, por eso te doy las gracias.

-De nada – sonreí y ella lo hizo levemente, casi sin llegar a hacerlo.

Me quedé mirándola un buen rato, igual que ella a mí, sin decirnos nada, porque no hacía falta, las miradas hablaban solas y yo no me atrevía a pasar a la acción, así que lo hizo ella, sabiendo de sobras que era lo que los dos queríamos, YuNa me dio un beso, fue más bien un roce de labios porque yo me aparté un poco y no fue por ella, ni por mí, fue porque era la hija de mi jefe y mejor amigo y me la estaba jugando mucho.

Pero ese día me dio igual, me la quise jugar y mandar a la mierda todo lo demás.

Acerqué mi rostro al suyo y volví a pegar nuestros labios, dejando algunos cortos antes de que nuestras lenguas invadieran la boca del otro y cuando su fría lengua entró en contacto con la mía, supe que no me había sentido tan bien en mucho tiempo, desde que estaba preso, porque realmente me sentía contento por ese beso, un beso que estaba más que prohibido para mí.

-Buenas noches – dijo sobre mis labios y esbozando una amplia sonrisa.

-Buenas noches – le dije yo, acurrucándome con ella en la cama para dormir.

KAI P.O.V

Ya pasaba la media noche y yo seguía en la biblioteca con Ten, nos habíamos fumado juntos más de dos porros, en teoría tendríamos que haber hablado sobre TaeMin, pero ninguno de los dos inició la conversación, así que solo fumamos y hablamos sobre otras cosas, aparte de jugar a juegos de palabras, que colocados eran más divertidos.

Yo me encontraba tumbado entre un montón de libros bien colocados en su estantería, con la cabeza en las piernas estiradas de Ten, ambos en silencio, esperando a que los efectos se pasasen y ambos hundidos en sus pensamientos, seguramente sobre la misma persona, TaeMin.

-¿Vamos a hablar sobre él? – preguntó Ten.

-Ni siquiera sé por dónde empezar – contesté yo encogiéndome de hombros.

-¿Y si te apartas y me dejas estar con él?

-¿Por qué no lo haces tú? – le pregunté entrelazando mis manos en mi abdomen.

-Porque quiero estar con TaeMin.

-Yo también – me encogí de hombros y ambos suspiramos, ninguno de los dos iba a ceder.

Ten y yo entrábamos en el mismo bucle de siempre, él quería estar con TaeMin, yo también, no pensaba dejar que se lo tirase, él tampoco que lo hiciese yo. Así nunca solucionaríamos nada.

-Mira que es difícil que a alguien le guste TaeMin – rió con ironía él.

-Pues aquí estamos, no solo uno, sino dos – dije en un suspiro.

-¿Y qué hacemos? – preguntó con ansias de saber el maldito desenlace de una vez.

-Yo no quiero dejar de estar con TaeMin – le aseguré.

-Ni yo – dijo Ten rascándose la nuca – pero él solo da una solución.

-¿Y la has pensado? – le pregunté yo.

La solución de TaeMin era estar los tres juntos, y yo la había pensado, primero para no tener que separarme de él y segundo porque no me importaba estar también con Ten, él físicamente me parecía muy atractivo y como persona también, Ten tenía ese algo que te hacía querer conocerlo a fondo, como TaeMin.

-Claro que lo he pensado – admitió encogiéndose de hombros – es una buena opción, en el fondo.

-Entonces, ¿estás de acuerdo? – me senté para poder mirarlo bien y apoyé el peso de mi cuerpo en mi mano.

-He dicho que es una buena opción, no que esté de acuerdo – aclaró él y yo sonreí.

-A ver – suspiré – como mínimo te pareceré guapo, ¿no?

-¿Por qué ibas a parecerme guapo? – sonrió.

-Porque le parezco guapo a todo el mundo, dime alguien de aquí dentro que no piense así – lo reté.

-JungKook y SeHun – dijo él sin pensárselo dos veces.

-No cuentan, aparte de que quieren matarme, solo les van unas tetas, así que busca a otra persona – puse los ojos en blanco y él rió mientras pensaba – nada, ¿verdad? No importa, es normal – me encogí de hombros.

-Puto creído.

-Pero ya has admitido que te gusto físicamente – reí – tú a mí también.

-Claro, tío, ¿quién se le resiste a un tailandés? – bromeó – mira Lisa.

-O Lucas, medio chino, medio tailandés y preso en Corea – dije yo.

-Guapo y alto, lo tiene todo ganado en la vida – rió.

-Yo soy alto y guapo – me señalé con el pulgar.

-Lo eres – dijo él sin resistirse y sin llevarme la contraria.

Nos quedamos callados unos segundos, hasta que la risa y la sonrisa se nos borró de la cara.

-¿Entonces qué hacemos? – le pregunté yo.

-Podríamos intentarlo – propuso él.

-Entonces me dejas darte un beso, ¿no? – dije muy rápido, para que casi no le diese tiempo a entenderme.

-¿Qué? – frunció el ceño y yo le contesté a eso con un corto beso en sus labios.

-Nada – sonreí y volví a dejar un suave beso en sus labios finos – ¿nos vamos? – me puse en pie de un salto y le tendí mi mano para que se levantase conmigo.

Asintió, me dio la mano y nos fuimos de la biblioteca hacia las celdas, sin decir nada más hasta que tuvimos que separarnos.

-Entonces, mañana hablamos con TaeMin, ¿no? – me preguntó él apoyándose de lado en la puerta de la celda.

-Sí – asentí con la cabeza.

-Ven aquí – puso sus manos en mi cuello, para que agachase la cabeza – que me has dejado a medias.

Él volvió a besarme y esa vez usamos nuestras lenguas para hacerlo, nos besamos más profundamente, haciendo que nuestras bocas se conociesen y ni siquiera me imaginé que pudiese besar y saber tan bien.

-Entendido, no volveré a dejarte a medias – sonreí y dejé un beso corto en sus labios para despedirme.

Nosotros nos sobresaltamos un poco al oír una puerta cerrarse y miramos al inicio del pasillo, dónde estaba TaeMin caminando hacia su celda, mirándonos sonriente y satisfecho.

-Buenas noches, chicos – sonrió aún más ampliamente y los dos miramos como se metía en su celda sin decir nada más, ni una mísera mirada de más.

-No nos entiendo – Ten sacudió la cabeza, refiriéndose a lo raro que era TaeMin.

-Yo tampoco, buenas noches – suspiré y me di la vuelta para irme a mi celda.

 

Te puede interesar

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *